A veces te es díficil ver la luz, y no hablo de la luz de tu habitación o en tu sala de estar. Hablo de esa luz en tu interior. A veces duras horas, días, meses y años sin verla y sin la luz, la vida plena no es posible. La luz es importante porque disipa las tinieblas, las tristezas, las preocupaciones, los miedos y las angustias. Y Jesús es la luz. Él en tu corazón te ilumina, disipa tus oscuridades, te muestra la verdad de lo que eres y derrite la frialdad de tu corazón. El espíritu de Dios es la luz que da calor a tu corazón, te ilumina, te guía y vivifica tu espíritu. Jesús quiere que camines en la luz, que estés lleno de él y de su espíritu y que nunca más camines en la oscuridad. Búscale, llénate, aprende de él todos los días. Busca su luz y aléjate de las tinieblas de su mano.
