Este examen enseñado por San Ignacio de Loyola te permitirá ver el obrar de Dios en tu vida y hacer un Examen de Conciencia, al practicar frecuentemente este examen podrás conocer más a Dios, a los demás y conocerte más a ti mismo, si realizas este examen en la noche vas a recordar el día que tuviste hoy, si lo haces en la mañana recordaras el día que tuviste ayer.

Momento de Meditación

Ponte en la presencia de Dios:

Respira profundo, relaja tu cuerpo y has una pequeña plegaria pidiendo a Dios que te acompañe durante este examen.

Ábrete a la presencia de Dios y siéntelo cercano a ti durante los siguientes minutos, si deseas puedes pensar que estas en la compañía de Jesús, siente su presencia junto a ti, olvida el exterior este momento es solo para que tú y Dios conversen.

Piensa en tres cosas por las cuales quieres darle las gracias a Dios; pueden ser cosas materiales o espirituales, piensa en cada una de ellas tráelas a tu mente una por una y dale las gracias a Dios por tenerlas en tu vida.

Ahora vas a repasar tu día desde que te despertaste en la mañana hasta este momento, recuerda situaciones que viviste a lo largo del día, con que personas estuviste, hablaste, compartiste, que lugares visitaste, recuerda de que maneras Dios se manifestó en tu día, piensa en los momentos en que pudiste ser tu en los que sentiste amor, alegría, agradecimiento y te sentiste cerca de Dios y también recuerda esos momentos en los que te alejaste de él, piensa en las situaciones, lugares y lo que sucedió.

Empieza desde esta mañana; ¿qué fue lo primero que hiciste al abrir tus ojos?, ¿cómo te sentías?, ¿qué desayunaste?, ¿qué hiciste?, ¿cómo estuvo tu mañana?, ¿dónde viste a Dios?  

Piensa en el resto de tu mañana, pídele a Dios recordar los detalles a través de los cuales él se comunicó contigo, recuerda los momentos y los sentimientos que tuviste, deja que los recuerdos vengan a tu mente.

Ahora recuerda la hora cercana al medio día; ¿qué situaciones viviste?, ¿con quién estabas?, ¿qué comiste?, ¿cómo te sentías?

Ahora recuerda tu tarde; ¿dónde estuviste?, ¿qué hiciste?, ¿con que persona hablaste?, ¿con que persona compartiste?, ¿dónde viste a Dios obrado en tu vida?

Piensa ahora en la hora cercana a la cena; ¿dónde viste a Dios?, ¿qué situaciones recuerdas?, ¿qué detalles vienen a tu mente?, ¿qué hiciste?

Recuerda ahora que fue lo último que hiciste antes de iniciar esta meditación; ¿Cómo te estuvo hablando Dios a través de qué situación o persona? Y ¿Cómo respondiste? Recuerda los detalles.

Respira profundo, al repasar tu día junto con Dios quizá recordaste momentos de los que te arrepientes, recuerda esos momentos nuevamente, pídele a Dios que te perdone y que te ayude ha hacer las cosas mejor la próxima vez, pídele paz, fortaleza y sabiduría.

Respira profundo nuevamente, recuerda un momento del día que te conmovió mucho, habla con Dios acerca de ese momento, si hay cosas que no entiendes de lo que sucedió pregúntale, cuéntale y escúchalo. Escucha lo que Dios responde en tu interior, por atención a los detalles que vengan a tu mente.

Ahora da las gracias a Dios por tu día y pídele que te ayude a verle el siguiente día.

Amen.

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