Semana Santa es un tiempo para conmemorar los últimos momentos de Jesus hasta su resurección. Es un tiempo para reflexionar, llenarnos de la palabra de Dios y trabajar en llenar nuestras vidas, y las de las personas que nos rodean, de la luz de Dios.

Lunes Santo
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro, En el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración Inicial
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Oremos:
Salmo 26, 1. 2. 3. 13-14
R/. El Señor es mi luz y mi salvación
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. R/.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
Evangelio
Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?». Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando. Jesús dijo: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis». Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no solo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.
Reflexión
Estamos entrando en la semana de la pascua de Jesús. Hoy el Evangelio nos muestra cómo Jesús, perseguido por los judíos, va a Betania a la casa de sus amigos. Lázaro, Marta y María, ofrecen una cena al Maestro. Este banquete en casa de los tres amigos de Jesús se caracteriza por los presentimientos de la muerte inminente: los seis días antes de Pascua y otros muchos gestos que Juan va narrando y llenando de significado para iluminar a su comunidad. En este relato evangélico hay un gesto para con Jesús que no deja indiferente a nadie, incluso incomoda a alguno de los presentes. En contraste a la fuerza de la amistad y generosidad de María, aparecen actitudes incapaces de abrirse al amor. María de Betania, «tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos» (12, 3). El gesto de María es la expresión de fe y de amor grandes por el Señor: para ella no es suficiente lavar los pies del Maestro con agua, sino que los unge con una gran cantidad de perfume precioso y caro que se expande y contagia a los de casa. Ella ofrece a Jesús cuanto tiene de mayor valor y lo hace con un gesto de profunda devoción. El amor no calcula, no mide, no repara en gastos, no pone barreras, sino que sabe donar con alegría, es respuesta al amor infinito de Dios. Se pone a los pies de Jesús en humilde actitud de servicio. María ha aprendido la regla de oro que Jesús ha ido enseñando a su comunidad de discípulos. Es la del amor que sabe servir hasta el don de la vida. El gesto de María tiene diferentes lecturas, Jesús ha guardado silencio ante tanto amor, pero ante el reproche, juicio e intervención de Judas, toma la palabra en favor de este gesto de María, señalando el significado que tiene para ÉL: “¡Déjala! que lo guarde para el día de mi sepultura”, Jesús subraya lo que María acaba de hacer, Él piensa ya en su muerte…Todo está cerca y María anticipa con su gesto el ritual y cuidados que los judíos realizan al cadáver al colocarlo en la sepultura.
- ¿Con qué podemos ungir hoy los pies de Jesús?
- ¿Qué gestos y acciones podemos entregarle?
Hna. Virgilia León Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo
Evangelio y Reflexión para los Niños
Oremos
Dios mío, me pongo de rodillas ante ti,
porque Tú eres mi Señor.
Sin ti yo no sería nada.
No quiero vivir sin ti.
Santa María, no permitas que me aleje
por nada de tu Hijo divino. Amén.
(De Rev. D. Antoni Carol i Hostench)
Martes Santo
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro, En el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo. Amén
Para hoy Martes Santo cada miembro definirá sus propósitos de Semana Santa y los anotará. Pueden hacer propósitos personales y también familiares.
Oración Inicial
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Evangelio
Puedes ver el siguiente video del Evangelio y reflexión o leerlo a continuación:
Juan 13, 21-33 , 36-38
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo: «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”». Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿adónde vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde». Pedro replicó: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó: «¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Reflexión
¿Señor, por qué no podemos seguirte ahora? Este martes de Semana Santa vemos a Jesús angustiado porque sabe lo que le viene encima. Ha lavado los pies a sus discípulos, Judas incluido; se han sentado a la mesa y la cena ha comenzado. Los discípulos ni siquiera sospechan los acontecimientos que vienen sobre Jesús, y celebran aquel convite pascual con la alegría propia de la gran fiesta judía que se avecina. Se entregaron a comer y beber, como rudos pescadores galileos que eran, y seguramente, al final de la cena, estarían ligeramente achispados. Tal vez cantaban alguna canción tradicional festiva, además de los salmos e himnos reglamentarios. Y Jesús sigue hablando, continúa con el más largo y profundo de sus discursos ¡pero nadie le entiende! Se escuchan las bravatas de Pedro, que no sabe de qué está hablando. Cuando se enfrente a la dura realidad, calentándose a la hoguera, sus promesas se olvidarán y la negación saldrá espontánea. ¿Encontramos algún parecido entre nosotros? ¿Nos recuerda algo nuestro “sí, soy católico, pero no practico”?
Todos somos Pedro en muchas ocasiones. Nos comemos el mundo mientras el vino y el cordero asado están sobre la mesa. Cantamos alegres y los problemas quedan fuera de la casa. No es que olvidemos lo que el Maestro nos dice, es que lo oímos, pero no lo escuchamos. Nos parece estar asistiendo a los discursos protocolarios de los homenajes a los que hayamos asistido, durante los que apagamos los oídos y la atención, y de los que nos enteraremos a retales al leer las reseñas periodísticas al día siguiente. Por alguna razón, se han suprimido del texto que leemos hoy dos versículos, 34 y 35, que tendrán justificación para los técnicos liturgistas, pero que yo echo de menos, porque ese importante discurso, esa oración sacerdotal de Jesús, pierde la enorme fuerza de su mandato más importante; un mandato que durante todo su peregrinar por la vida ha ido poniendo en valor, y que ahora, en esta solemne despedida, suenan como aldabonazos en nuestras conciencias: “Amaos unos a otros como yo os he amado”. Es nuestra seña distintiva, sin la que no somos nada.
Somos, como Pedro, valientes y decididos de salón para seguir a Jesús mientras estamos en el banquete, pero cuando la fiesta acaba y llega el momento de dar la cara puede que escondamos la nuestra y neguemos seguir al Maestro.
Reflexiona …
- ¿Somos consecuentes con la fe que decimos profesar y seguir?
- ¿Mi boca, tu boca, nuestra boca, cantará su salvación o seremos nuevos “Pedros” negando al Señor?
D. Félix García O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo)
Evangelio y Reflexión para los Niños
Oremos
“Perdona Señor mis propias traiciones,
mi incapacidad de serte fiel y seguirte siempre,
las veces que me avergüenzo de tu Palabra
y no soy capaz de jugarme por mi fe.
Fortaléceme Señor, para que pueda estar firme
junto a la cruz como tu discípulo amado». Amén
(De VÍCTOR M. FERNÁNDEZ)
Agradecimiento y Peticiones
Tomen unos minutos para escribir en una pieza de papel los agradecimientos que tienen para Dios y ponganlos en su altar.
Incluyan en otro papel las peticiones a Dios por sus propias necesidades y por las necesidades del mundo entero.
Padrenuestro que estás en el cielo….
Miércoles Santo
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro, En el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo. Amén
Cada uno revisará sus propósitos de Semana Santa personales y familiares y se hará un momento de oración para pedirle a Dios su ayuda y su guía para hacerlos realidad.
Oración Inicial
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Evangelio
Puedes ver el siguiente video del Evangelio y reflexión o leerlo a continuación:
Mt 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Id a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis, y decidle: “El Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar». Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Tú lo has dicho».
Reflexión
Una sucesión de preguntas
Este pasaje del evangelio de San Mateo, está lleno de preguntas. Pregunta Judas el traidor ¿Qué estáis dispuesto a darme si os lo entrego? Nos dice el evangelista Juan que Jesús conocía lo que había en el corazón de cada uno. En la cena había urgido a Judas a que hiciera pronto lo que pensaba hacer. ¿Qué pasaba por la cabeza de este que, llamado por Jesús, no ha terminado de conocer el camino trazado por el Maestro? Sin duda chocan dos proyectos. El de Jesús es de paz y amor a todos. El de Judas no sintoniza con estos planteamientos. Forzar a Jesús a optar por otra vía pudo pasar por su cabeza, atendiendo a la pregunta que hace a los del Sanedrín. Su final revela que falló en su intento y que lejos de comprender el perdón y la misericordia, no quiso o no supo ver la alternativa.
¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
Ciertamente la pregunta está referida a un lugar determinado. No se menciona la identidad del dueño del lugar, pero debía ser conocido de todos. Jesús ha deseado intensamente celebrar esta Pascua con sus discípulos, No será una pascua común, como siempre, la que recordaba la liberación de Egipto. Esta viene marcada por las notables diferencias que va a establecer. Darse a sí mismo como verdadera comida y bebida. Su Cuerpo entregado y su Sangre derramada para el perdón de los pecados. A partir de aquel momento, hacerlo en conmemoración suya va a implicar vincularse a su Persona y a su proyecto. Exige donación y entrega, Como el grano de trigo que cae en tierra y muere para dar fruto. El lugar de la Pascua nueva es la Comunidad y es cada miembro de la comunidad. Es en este lugar en el que él quiere morar, ser acogido y enseñar que se entrega voluntariamente por todos y por cada uno.
¿Soy yo acaso, Señor?
Una pregunta que van pronunciando uno tras otro. Judas también. Y Jesús le respondió que era como él preguntaba. Jesús había anunciado en esa cena memorable que uno lo iba a entregar. Juan lo cuenta de otro modo. A instancias de Pedro, pregunta a Jesús y la respuesta como un susurro la recibe Juan: a quién yo dé este trozo de pan untado, ese es. Se lo da a Judas y a renglón seguido, le dirá: lo que tienes que hacer, hazlo pronto. Judas salió inmediatamente.
Hay respuestas que nos toca darlas a cada uno. Cada uno sabe en su interior qué camino desea seguir y cómo quiere seguirlo. Si se torna complicado y difícil, ahí está el Maestro para señalar el modo y la manera de proceder. Abramos nuestra existencia a esa posibilidad. Seguro que la andadura será diferente.
Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)
Reflexiona …
- ¿Estoy escondiendo algún pecado ante el Señor?
- ¿Estoy negando mi responsabilidad por cualquier falta que he cometido contra mí mismo o contra otros ?
- ¿Hay algún área de mi vida que no está completamente abierta a la acción del Señor ?
Evangelio y Reflexión para los Niños
Oremos
Dios y Padre nuestro, que has glorificado a tu Hijo Jesucristo, que por nosotros padeció
los tormentos de la cruz; escucha nuestras plegarias y concede a tu Iglesia, que se
dispone a celebrar el memorial de la Pascua, participar en los frutos de su pasión
gloriosa. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
(Oración tomada de Alforjas de Pastoral)
Agradecimiento y Peticiones
Tomen unos minutos para escribir en una pieza de papel los agradecimientos que tienen para Dios y ponganlos en su altar.
Incluyan en otro papel las peticiones a Dios por sus propias necesidades y por las necesidades del mundo entero.
Padrenuestro que estás en el cielo….
Jueves Santo
Hoy al momento de compartir los alimentos en familia, demos gracias a Dios e invitemos a Jesús a la mesa. Pensemos en alguien al que podamos compartirle una cena o un alimento espiritual (apoyo,consejo,amor, etc) y ayúdemosle.
Oración Inicial
Evangelio
Reflexión
Oremos
Oh Dios, cuyo Hijo denunció veladamente al que le iba a entregar en el momento en el que instituía el memorial de su entrega por amor a nosotros; escucha nuestras plegarias y concédenos celebrar la Pascua de tal modo que, siendo fieles discípulos suyos, tengamos sus mismos sentimientos y actitudes.
Por Jesucristo nuestro Señor
Amén
(Oración tomada de Alforjas de Pastoral)
Agradecimiento y Peticiones
Tomen unos minutos para escribir los agradecimientos que tienen para Dios y compartalos en familia.
En un momento de silencio eleven sus peticiones a Dios por sus propias necesidades y por las necesidades del mundo. Oremos especialmente hoy por todas las personas que trabajan para el servicio de Dios y sus hermanos.
Padrenuestro que estás en el cielo….
Si es posible asistamos a la eucaristía. De no poder hacerlo tomemos un espacio para verla virtualmente:
Viernes Santo
Ubiquemos una cruz en algun lugar visible para recordar y contemplar lo que Jesús hizo por nosotros y recordar su infinita misericorida. Pensemos en nuestros sufrimientos y entregemoslos a los pies de la Cruz. Pensemos en los dolores de quienes nos rodean; familiares, sociedad, país y ofrezcamos el Via Crucis hoy por ellos.
Oración Inicial
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos. Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?».
Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Dice él: «No lo soy». Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?». Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». El lo negó diciendo: «No lo soy». Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.
De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en Él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!». Barrabás era un salteador.
Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él». Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en Él». Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios». Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?». Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado». Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César». Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?». Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César». Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.
Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos’». Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito». Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca». Para que se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado —porque aquel sábado era muy solemne— rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se le quebrará hueso alguno». Y también otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo —aquel que anteriormente había ido a verle de noche— con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
Reflexión
Oraciones Finales
Oremos – Afirmación de fe
Creemos en Jesús, presente en la alegría y esperanza de los pueblos marcados por una historia de pobreza y dolor. Creemos en Jesús, presente en las personas que atraviesan situaciones críticas a causas de las decisiones de otras personas. Creemos en Jesús,presente en los jóvenes marginados y sin future por causa de las estructuras que hemos creado. Creemos en Jesús, presente en el pobre que sufre, en el triste y con oscuro horizonte, en el perseguido y encarcelado, en los emigrantes y exiliados, en los niños explotados y abandonados, en las mujeres humilladas y marginadas, en las personas en paro y sin salario digno… Creemos en Jesús, presente en los ciudadanos sin derechos, en los cristianos perseguidos por ser críticos y solidarios, en los creyentes ninguneados en la Iglesia, en toda persona que lucha por un mundo nuevo. Creemos en Jesús, presente en las pateras que atraviesan los mares en busca de una tierra prometida y naufragan en nuestras costas sin crearnos muchos problemas. Creemos en Jesús, deambulando, sin nombre, por los basureros de las grandes ciudades; crucificado junto a las personas que mueren sin causa en todas partes, o que gritan justicia mientras se les tortura, denigra y condena a ser «nadie». Creemos en Jesús, que sigue sin tener un lugar en el que recostar su cabeza porque se multiplican los desahucios por Vivienda y las expropiaciones a los más débiles cerrando los ojos a sus necesidades. Creemos en Jesús, y reafirmamos nuestra esperanza en él, y en la fuerza sanadora y liberadora de su amor derramado en nosotros. Creemos en Jesús, vivo y presente en nuestro mundo e historia, en nuestra vida e Iglesia y acá, en este momento y lugar. ¡Creemos en Jesús en este Viernes Santo de oscuridad, debilidad y cruz!
(Oración tomada de Alforjas de Pastoral)
Agradecimiento y Peticiones
Tomen unos minutos para escribir sus agradecimientos a Dios y compartalos en familia.
Busquemos un espacio para hacer el Viacrucis en familia hoy.
Oremos especialmente hoy por todas las personas que sufren y pasan por momentos díficiles, pidamosle a Dios que los llene de sabiduría y fortaleza.
Padrenuestro que estás en el cielo….
Si es posible escuchemos el sermón de las siete palabras presencialmente o virtualmente.
Concierto para este Viernes Santo
Sábado Santo
Desconcertados por la ausencia del Señor, nuestro silencio se hace no tanto recuerdo de un pasado perdido cuanto en una provocación de preguntas que apuntan al futuro, continuando la oración de Jesús en la cruz: Padre ¿por qué me has abandonado? Dios da su generosa y sorpresiva respuesta, resucitando a su Hijo. El amor es más fuerte que la muerte y por ello la vida de Jesús, el Hijo amado, no se ve truncada para siempre. El Padre no quiere la muerte de Jesús, como no quiere la de ninguno de nosotros. El Padre apuesta siempre por la vida y nos libera de las ataduras de la muerte.

La liturgia de la Vigilia Pascual que celebramos esta noche está llena de símbolos de vida: la luz, la Palabra de Dios que hace surgir la vida y la conserva con amor y con sentido, el revuelo de las campanas acompañado el canto del gloria, el agua que limpia, refresca y regenera por doquier, la celebración eucarística que es encuentro y comida gozosa con el Resucitado, todo nos introduce en el misterio de Dios, el amigo de la vida.
Fray Fernando Vela López
Revisemos nuestros propositos de Semana Santa, y pidamosle a Dios los dones y las gracias para hacerlos realidad.
Oración Inicial
Reflexión
Reflexión
¨Padre, te ruego que ilumines a tu iglesia y nos ilumines a todos con tu palabra
Vigilia Pascual
Oremos – Todos
Renovación de las Promesas Bautismales
¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
R. Sí, renuncio.
¿Renuncian a todas las seducciones del Maligno, para que el pecado no los esclavice?
R. Sí, renuncio.
¿Renuncian a Satanás, padre y príncipe del pecado?
R. Sí, renuncio.
¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
R. Sí, creo.
¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de Santa María Virgen, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
R. Sí, creo.
¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de lo santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
R. Sí, creo.
Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve con su gracia, unidos a Jesucristo, nuestro Señor, para la vida eterna.
Amén.
Agradecimiento y Peticiones
Tomen unos minutos para escribir sus agradecimientos a Dios y compartalos en familia.
Demos Gracias a Dios, por su inmenso amor y misericordia, por habernos dado a su hijo amado para rescatarnos. Pidamosle que nos de la gracia de iluminar esas areas de nuestra vida que están en tinieblas.
Oremos especialmente hoy por todas las madres y padres que sufren por sus hijos que han fallecido, están enfermos o sufren de adicciones. Pidamosle al Padre que la luz de Jesús irradie en sus vidas.
Padrenuestro que estás en el cielo….
Escuchemos en lo posible la Vigilia Pascual esta noche presencialmente o virtualmente.
La sepultura de Jesús no va a ser algo definitivo. Más bien será una sepultura muy
provisional. El dolor de la madre se convertirá muy pronto en gozo y alegría; el fracaso
aparente de su vida se tornará en un derroche de generosidad y de amor de Dios por
nosotros, que le va a llevar a la gloria por toda la eternidad. El hijo de María, que es
también el Hijo de Dios, resucitará del sepulcro y será constituido Señor de cielo y
tierra. María estuvo presente en los comienzos de la vida de la Iglesia y cuánto tuvo que
disfrutar de las reflexiones y las narraciones de Juan, el discípulo amado, sobre Jesús.
Con él vivió, según la tradición, hasta el final de sus días.
Santa María, Virgen de la Alegría, ruega por nosotros
HOMILIA VIGILIA PASCUAL 2021
Domingo de Pascua

Abramos el corazón hoy a las buenas nuevas, ¡ Jesús ha resucitado ! y ha vencido la muerte a la que estabamos atados. Él ya hizo su parte ahora nosotros debemos hacer la nuestra; creer completamente en Él y en que por el sacrificio que hizo por nosotros podemos ser personas nuevas y proclamarlo como el Señor de nuestra vida.
Marcel
Oración Inicial
Evangelio
Reflexión
Oraciones Finales
Oremos –
Mi Señor resucitado, que sienta la paz que me muestras, que no se cierren mis “puertas” por el miedo. Que me aferre al Espíritu que me regalas, para vivir intensamente el compromiso de sentirme enviado. Señor mío y Dios mío, perdona mis debilidades, mis dudas, mis temores, porque aun siendo a veces como Tomás, deseo buscarte, estar contigo, porque aunque me encierre en mis silencios o en mis ruidos, en mis comodidades o en mis ocupaciones, Tú sabes cómo entrar en mi vida, como hacerla distinta, como insuflar aire en mis vacíos y oxigenar mi alma endurecida. Que el Espíritu renovado de la resurrección, nacido de la victoria sobre la muerte y alimentado por el Amor más generoso, impulse mi fe, mi permanencia en Ti, y aliente el ánimo modesto de quien quiere quererte, seguirte y responderte. Padre, Tu Amor es mi paz, mi paz es tu perdón, y tu perdón es mi camino de testimonio al amparo de tu Fuerza.
Amén
(Fuente: Boletín de Pastoral Familiar)
Agradecimiento y Peticiones
Tomen unos minutos para escribir sus agradecimientos a Dios y compartalos en familia.
Asistamos en familia a la Eucaristía presencial o virtualmente.
Oremos especialmente hoy por todas las personas que no conocen las buenas noticias del Señor y están atados al sufrimiento y el pecado, pidamosle a Dios que los guíe con su luz y que lleguen a su vida personas que les presenten las buenas nuevas.
Pidamosle al Señor que él llene de su luz nuestro hogar, que la vida nueva que tenemos en Cristo la tengamos cada uno de nosotros. Y que aquellos familiares que están perdidos encuentren el camino a casa del Padre.
Padrenuestro que estás en el cielo….
Asiste a la eucaristía presencialmente o virtualmente.
