Retiro: Las enseñanzas de Jesús ¿Cómo llevarlas a nuestra vida?

Jesús es la palabra de Dios encarnada, es el regalo más grande de amor que Dios nos pudo dar. Dios Padre nos envió a su hijo para que pudieramos conocerle, verle y ser redimidos. Amemos las palabras que Jesús nos compartió, porque el es la voz de nuestro Dios. Estudiemos sus enseñanzas y procuremos llevarlas a nuestra vida diaria. Si queremos que el mundo sea diferente, empezemos por llenarnos nosotros del Espiritu de Dios para que nuestro obrar sea el mismo que Jesús tuvo cuando estuvo en la tierra.

Define los propósitos que buscas alcanzar con ayuda de Dios en este retiro; pídele al Espíritu que te guie a reconocerlos y luego escríbelos en un papel.

Día 1: Jesús ejemplo de Oración

Oración Inicial

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz de tu Espíritu
Santo; haznos dociles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo,
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

Padrenuestro que estás en el cielo….

Canto al Espíritu de Dios

Lectura Bíblica – Lucas 18, 1-8

Jesús les mostró con un ejemplo que debían orar siempre, sin desanimarse jamás: En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaba la gente. En la misma ciudad había también una viuda que acudía a él para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’. Durante bastante tiempo el juez no le hizo caso, pero al final pensó: ‘Es cierto que no temo a Dios y no me importa la gente, pero esta viuda ya me molesta tanto que le voy a hacer justicia; de lo contrario acabará rompiéndome la cabeza’. Y el Señor dijo: ‘¿Se han fijado en las palabras de este juez malo?’ ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche, mientras él deja que esperen? Yo les aseguro que les hará justicia, y lo hará pronto. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?’.

Lectura Bíblica – Lucas 11,1-3

Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Al terminar su oración, uno de sus discípulos le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. Les dijo: ‘Cuando recen, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino. Danos cada día el pan que nos corresponde. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Y no nos dejes caer en la tentación. Les dijo también: ‘Supongan que uno de ustedes tiene un amigo y va a medianoche a su casa a decirle: ‘Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Y el otro le responde a usted desde adentro: ‘No me molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos ya acostados; no puedo levantarme a dártelos’. Yo les digo: aunque el hombre no se levante para dárselo porque usted es amigo suyo, si usted se pone pesado, al final le dará todo lo que necesita. Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a la puerta se le abrirá. ¿Habrá un padre entre todos ustedes que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan? Y si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo pidan!’

Reflexión

Un joven, nacido en una familia de músicos, demostró un extraordinario talento musical desde temprana edad. A los tres años comenzó a tocar el piano y su padre, que era violinista, docente y compositor, reconoció los talentos de su precoz hijo y se dedicó a enseñarle a desarrollarlos.  A los cinco años, el niño ya componía y publicaba su propia música. Había dominado tan bien el violín y el piano que se presentaba en prestigiosas salas de conciertos. Finalmente superó a su padre y llegó a ser uno de los compositores más prolíficos e influyentes de su época. Estamos hablando nada menos que de Wolfgang Amadeus Mozart, uno de los genios más brillantes de la música clásica. Hasta ahora, más de dos siglos después de su muerte, todo el mundo conoce su nombre. Pero incluso Mozart, con todo el talento natural que tenía, comenzó su carrera como estudiante y fue aprendiendo bajo la guía de su padre.

Es fácil pensar que algunas personas son talentosas en la oración, y muchos creen que tener un encuentro con Dios de un modo transformador es algo que escapa a su capacidad, pero eso no es cierto. Innumerables personas de profunda vida espiritual realmente tuvieron dificultades con la oración, y muchas otras comunes y corrientes descubrieron que el Señor estaba más cerca de lo que imaginaban. Nuestro Padre celestial nos puede enseñar a desarrollar la capacidad innata que tenemos para comunicarnos con él, y también a encontrarnos con Jesús en la oración.

Jesús aprendió a orar. Si hubo alguien alguna vez que no necesitaba aprender a orar ese debía ser Jesús, pues ¡él es el Hijo de Dios! Entonces, ¿fue la oración algo natural para él? Bueno, sí y no. Jesús era totalmente divino, pero también totalmente humano. Como hombre, tenía las limitaciones que todos nosotros tenemos. No nació con un entendimiento maduro de su Padre ni de su propia identidad como Mesías; no. Nació como un bebé indefenso, plenamente dependientes de sus padres.  En su deseo de ser como nosotros en todo, menos en el pecado, Jesús decidió empezar desde el principio, incluso con respecto a la oración, es decir que él también tuvo que aprender a orar, y por eso es el ejemplo perfecto a seguir y la mejor guía para nosotros. Así que veamos cómo era su vida de oración.

La escuela de oración de Nazaret. Pocos son los detalles que encontramos en la Escritura acerca de los años ocultos de la niñez de Jesús en Nazaret. Pero no hay duda de que José y María le inculcaron la fe su pueblo, y seguramente también le contaron acerca de su propia historia, como las visitas y mensajes del Arcángel San Gabriel a María y a José en sueños, acerca de su nacimiento en medio de la adversidad y acerca de la profecía de Simeón de que, un día, él sería “luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel”. (Lucas 2, 32).

Esas son las grandes historias que deben haberse grabado en la mente de Jesús; pero José y María le dieron una base de fe y confianza en Dios demostrada en la sencillez de la vida cotidiana. Seguramente se congregaban al atardecer los días viernes para encender las velas del Shabat y dar gracias a Dios por las bendiciones de la semana; sin duda le enseñaban a estudiar las Escrituras hebreas y lo llevaban a la sinagoga para la instrucción. Lo más probable es que le ayudaban a descubrir la mano de Dios en la hermosura de la naturaleza, en las tareas ordinarias de la vida y en la presencia de amigos, vecinos y conocidos.

La escuela de Cristo. Conforme iba creciendo, Jesús aprendió a buscar a Dios Padre por cuenta propia, como por ejemplo cuando se quedó en el Templo de Jerusalén mientras sus padres volvían a casa. Esta es una prueba de lo mucho que anhelaba estar en la casa de su Padre (v. Lucas 2, 49).

Incluso más tarde, cuando ya había reunido a sus discípulos y comenzado su ministerio, Jesús seguía retirándose a lugares aislados para orar; junto al mar, en la cumbre de una montaña, donde quiera que pudiera encontrar la quietud (v. Lucas 5, 16; Marcos 3, 7. 13). En su condición humana, Jesús ansiaba pasar tiempo a solas con su Padre y por eso le daba prioridad para sí mismo y para sus discípulos (Mateo 6, 6). Tan importante era esto para él que a menudo se levantaba de madrugada para ir a rezar o permanecía en oración toda la noche (Marcos 1, 35; Lucas 6, 12).

Pero había ocasiones en las que oraba a su Padre en forma especial, como cuando tenía que tomar decisiones importantes o lidiar con situaciones difíciles. Por ejemplo, antes de resucitar a Lázaro (Juan 11, 41-42); al escoger a los Doce Apóstoles y cuando lamentaba la muerte de Juan el Bautista (Lucas 6, 12; Mateo 14, 13). Además, rezó en el Huerto de Getsemaní, cuando sabía que lo arrestarían y que su juicio y ejecución eran inminentes.

Durante todo este tiempo, los discípulos de Jesús observaron cómo oraba y pudieron ver que había una conexión entre su vida pública y su vida privada de oración, por lo que era natural que un día le pidieran: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11, 1).  Jesús, por supuesto, estaba más que deseoso de hacerlo, y les enseñó la oración que llamamos “El Padre Nuestro”. En esta hermosa plegaria, el Señor no se limitó a darles unos versos para repetir, sino una base para desarrollar una relación personal e íntima con Dios, aparte de que les estaba mostrando que podían atreverse a llamar “Padre” a Dios, como él lo hacía.

La oración que nos atrevemos a decir. El Padre Nuestro (Mateo 6, 9 –12) es tan simple que hasta un niño pequeño puede repetirla y tan rica que los santos  teólogos casi no pueden llegar al abismo insondable de su profundidad. Veamos algunas de las actitudes que dan marco a las ideas que nos enseñó nuestro Salvador.

Intimidad con el Padre. “Padre nuestro que estás en los cielos.” Esta es la frase clave de toda la oración. De todos los hombres y mujeres santos del Antiguo Testamento, ni siquiera Moisés osó dirigirse a Dios llamándolo Padre. Solo Jesús fue capaz de llamar Padre a Dios de una manera tan familiar e íntima, pero aun así nos invita a todos a decir “Padre nuestro…”; nos invita a hablarle a Dios como hijos suyos con una actitud de plena confianza en su amor. ¡Qué inmenso privilegio! ¡Dios es tu Padre y mi Padre! ¡Y te ama con el mismo amor con que ama a su Hijo unigénito (Juan 16, 27)!

Reverencia y adoración. “Santificado sea tu nombre.” A menudo, cuando rezamos, comenzamos presentándole nuestras necesidades a Dios y luego pensamos en su propia Persona; pero Jesús invierte el orden y pone a Dios en primer lugar, acudiendo a su Padre con una actitud de suprema reverencia y respetuosa admiración y nos invita a hacer lo mismo. Desde el inicio, nos lleva a fijarnos en la santidad y la bondad de Dios, de modo que nos aproximemos al Todopoderoso con humildad de corazón, sabiendo que él es el centro de atención de la oración, no nosotros.

Entrega: “Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad.” No hay duda de que Jesús aprendió esta forma de oración viendo a su madre, pues ella oró de modo similar en la Anunciación: “Hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1, 38). Considerando la oración de María, la sumisión de Cristo en la cruz y la entrega silenciosa de María al pie de la cruz, se ve que ambos recurrían a la oración en busca de fortaleza y confianza en Dios. Jesús enseñó esta oración a sus discípulos y nos invita a nosotros también a entregarnos a Dios sin reservas.

Confianza: “Danos hoy nuestro pan de cada día. “Jesús se encomendaba a Dios en la oración y cada día lo vivía con una actitud de humilde abandono en manos de su Padre; y luego nos enseña a poner nuestras necesidades, grandes y pequeñas, en manos de nuestro Padre; Además, cada día nos ofrece su propio Cuerpo y su propia Sangre como pan nuestro de cada día; de modo que podemos confiar que Aquel que se nos ofrece en la Santa Eucaristía también nos sustentará a lo largo del día.

Arrepentimiento y misericordia: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.” Jesús no desconocía las debilidades humanas y nunca pecó, pero fue tentado tal como lo somos nosotros; por eso sabía que a menudo caeríamos en pecado y necesitaríamos el perdón. También sabía que él iba a ofrecer su propia vida para reconciliarnos con el Padre. De modo que nos enseñó a implorar misericordia a Dios, sabiendo que él pagaría muy caro por nuestro perdón. Pero también nos enseñó que es necesario perdonar a quienes nos ofenden, tal como el Padre nos perdona a nosotros.

Convicción: “Más líbranos del mal.” Cuando Jesús fue tentado por el diablo en el desierto, tuvo la certeza de que Dios y su palabra lo protegerían (Mateo 4, 1-11). También nosotros podemos confiar en que Dios nos protege del mal. Cada día, aunque nos toque afrontar grandes tormentas o peligros, podemos exclamar: “Sálvame, Señor”, como Pedro, cuando el viento y las olas le causaron pavor (Mateo 14, 30). El Señor nos exhorta a creer que su Padre y nuestro Padre nos protege y nos fortalece cada vez que enfrentamos las tentaciones del mundo, la carne y el diablo.

Adoptar el Corazón de Jesús. Cuando alguien quiere aprender a tocar un instrumento musical, sabe que eso no se reduce solo a movimientos mecánicos, y algo parecido sucede con la oración: Orar no se reduce únicamente a lo que decimos o hacemos; la clave es la disposición del corazón. En cada momento que pasamos en presencia del Señor, lo vamos conociendo un poco más y se fortalece nuestra relación con él y con el Padre. Así aprendemos a presentarnos ante Dios con una actitud como la de Jesús y, si lo hacemos, cualquier forma de oración puede convertirse en un encuentro cara a cara con nuestro Dios.

La oración silenciosa ante Jesucristo sacramentado puede ser también una efusión de amor. El orar de rodillas ante el crucifijo con un arrepentimiento sincero por los pecados cometidos nos ayuda a ser más tolerantes y compasivos con los demás. Asimismo, las oraciones que rezamos en Misa pueden convertirse en una ofrenda de amor a nuestro Padre. De todas estas y otras maneras podemos orar tal como nos enseñó Jesús, nuestro Maestro.

Tomado de la Palabra entre nosotros.

Reflexiona …

  • Cierra tus ojos y haz una oración a Dios. Empieza por decirle lo grande que es y lo misericordioso y bueno que es con todos. Luego piensa en tres cosas por las cuales quieres darle gracias. Después cuentale cómo te sientes, cómo va tu vida y si tienes alguna necesidad o sabes de alguien que necesite oracion, pidele a Dios por esa persona y por ti.
  • ¿Qué cambios puedes hacer en tu rutina diaria para dedicar más tiempo a la oración?

Práctica

  • ORA A DIOS para que derrame su Espíritu en ti y en todas las personas. Pide especialmente por un derramamiento del espíritu en tus seres queridos.
  • HAZ ORACIÓN CADA DÍA leyendo y reflexionando en un pasaje de la Biblia.
  • COMPROMETETE a hacer de tu vida una oración constante, buscando hablar con Dios en cada momento de tu día, sin importar lo que estés haciendo.
Oración Final

Dios eres grande y maravilloso, digno de toda alabanza y honor. Gracias Señor por permitirme reflexionar en tu palabra y recordar lo importante que es la oración para mi vida. Gracias Señor porque a través de la oración me puedo comunicar contigo cada día y puedo sentir tu presencia cercana. Gracias por el ejemplo maravilloso de oración que Jesús nos dejó. Ayudame a seguir buscando y amando los momentos de oración, recordando siempre que eres mi Padre y como tal puedo acercarme con toda confianza a ti. Ayuda a que mi vida sea una vida de oración constante.

Amén

Espacio para los Niños/as

Oración

Papito Dios, gracias por darnos la oración, que es la manera que nos podemos comunicar contigo. Gracias porque nos escuchas, nos ayudas y a través de la oración podemos sentir tu paz, tu amor y tu presencia. Gracias por darnos ese teléfono que nos comunica contigo. Ayúdanos a amar la oración y que sea un dialogo diario contigo, al levantarnos, al comer, al estudiar, al dormir y que en todo momento te podamos llamar y estar seguros de que tus nos respondes y nos ayudas.

Amén

Reflexión y Práctica…
  • Todas las mañanas al levantarte y al acostarte haz una oración
  • ¿Tienes una Biblia? ¿Qué tan frecuentemente la lees?, ¿Podrías leerla más?
  • Pidele todos los días a Dios que derrame su Espíritu en ti y en toda tu familia.
Aprendiendo a Orar

Oración Final

¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.

Amén

Padrenuestro que estás en el cielo….

Día 2: Jesús nos pide perdonar

Oración Inicial

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz de tu Espíritu
Santo; haznos dociles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo,
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

Padrenuestro que estás en el cielo….

Canto al Espíritu de Dios

Lectura Bíblica – Mateo 18, 21-22

Pedro se acercó y le dijo: «Señor, ¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?. Jesús le dijo: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete».

Lectura Bíblica – Juan 8, 3-11

Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio, en la Ley, Moisés mandó apedrear a éstas mujeres. Tú ¿qué dices?. … «El que de ustedes no tenga pecado que tire la primera piedra«. … Mujer ¿dónde están?  ¿Ninguno te ha condenado? … Tampoco yo te condeno, vete, y no peques más.

Reflexión

Setenta veces siete no implica que perdonemos solo 490 veces, realmente significa “siempre, perdonar siempre». Pero, ¿cómo debe ser ese perdón? Y es ahí donde la mayoría de nosotros caemos en el error. Perdonamos de palabra, pero no con sinceridad. Perdonar una ofensa sin desprendernos del rencor conlleva un doble pecado; en primer lugar porque guardamos odio en el corazón, y así no se puede amar verdaderamente. Y por otro lado, pecamos de hipocresía, al haber mentido al ofensor al ofrecer un falso perdón. Que común hoy en día es perdonar falsamente, y esperar a que el ofensor cometa un descuido para ofenderlo nosotros en retribución. La venganza, dicen, es dulce, pero no por ser dulce deja de ser un veneno que corroe nuestra capacidad de amar.

Si diste un perdón, dalo verdaderamente, perdona sin buscar venganza. Y, ¿cuándo debemos perdonar? Se dice comúnmente que el perdón es un “sentimiento”, por tanto, no podemos perdonar a menos que lo “sintamos”. Eso es otro grave error, creer que el perdón debe darse solo cuando la “herida ha sanado”. Pero que tontería, ¿cuándo se ha visto que una herida sane con rencor y no con amor?. El perdonar es un acto propio de la inteligencia, y es ahí donde debe nacer, alimentándose de la piedad, moviendo la voluntad. Debemos perdonar siempre, ya lo dijo el Señor, y debemos perdonar aún sin que se nos ofrezca una disculpa, con la herida aún abierta, que solo con el amor sanará verdaderamente. De esa manera, cuando el ofensor venga a nosotros, la herida estará totalmente curada, sin rencor y sin hipocresía de por medio, ofreceremos el acto piadoso de perdonar sin limitaciones. He perdonado, ¿debo olvidar?. No, el perdón no significa olvidar, significa desprenderse del rencor y ofrecer amor a cambio de la ofensa. Pero no implica olvidar. Si olvidamos, estaremos sentenciados a cometer nosotros mismo esa ofensa, si olvidamos, estaremos sentenciados a no saber perdonar de nuevo. Toda herida deja una cicatriz, imborrable y palpable, y en lo personal, creo que Dios premiará enormemente cada cicatriz bien sanada en el amor que nuestro corazón le presente en la hora de nuestro juicio. Yo quiero llegar ante Dios y cuando me pregunte -¿Cuánto has amado?- les responderé mostrándole las cicatrices en mi corazón. – Mira Señor, tú amor ha curado estas heridas, no he dejado herida abierta, he amado hasta a mis enemigos. El oficio de Dios es perdonar, pero lo hace donándose en un acto sublime e infinito de amor a nosotros, y con rencor en el corazón es imposible imitar a Cristo. Debemos donarnos enteros en un acto único de amor a los demás, y el perdón es uno de los caminos más eficaces a vivir a imitación de nuestro Señor.

Tomado de catolicosfirmesensufe.org

Reflexiona …

  • ¿Qué implica perdonar hasta setenta veces siete?, ¿A qué se refiere Jesús con ésta frase?
  • ¿Para Jesús es más importante el castigo según la tradición por nuestros errores o nuestra voluntad y decisión de cambiar?
  • ¿Por qué nos cuesta reconocernos como criaturas de Dios y por lo tanto frágiles ante al pecado?
  • Escoge una frase que haya llamado más tu atención y reflexiona sobre lo que Jesús quiere decirte con ella.

Práctica

  • OFRECE a Dios tu vida, obras y trabajos en satisfacción de tus pecados. Acude al sacramento de la reconciliación y entrega a Dios tus pecados, pidele que te muestre el camino a seguir, así como pidele que te guíe y por medio del Espíritu Santo, sane todas las heridas que han dejado aquellos momentos en que has desobedecido a nuestro Padre Celestial
  • PERDONA, Si hay alguien a quien aún no perdonas, da hoy el primer paso para liberarte del dolor. Pidele a Dios que te ayude a perdonar esa persona y a sanar las heridas que te dejo. Si heriste a alguien y puedes pedir perdón, pidele a Dios la fuerza para disculparte y no volver a hacer daño de nuevo.
Oración Final

Dios misericordioso y eterno, te alabo y te bendigo, te doy las gracias Señor por permitirme recordar la importancia del perdón en mi vida. Me has recordado que debo perdonar a quienes me han herido y que no lo haré solo/a; se que tu me guiaras para poder perdonar y sanar las heridas que quedaron en mi. Gracias Señor también por recordarme que moriste en la cruz para redimir mis pecados y que tu no quieres condenarme, si no perdonarme y salvarme. Ahora se que para que tu me perdones debo perdonar yo también. Te amo Señor y te pido de todo corazón que me ayudes a perdonar completamente y recibir plenamente el perdón que me quieres conceder. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Espacio para los Niños/as

Oración

Papito Dios, Tú nos perdonas porque nos quieres. Gracias porque nos has perdonado todas las veces que nos hemos portado mal contigo, con nuestros padres, con nuestra familia, con nuestros amigos y con otras personas. Gracias también por las personas que nos han demostrado su cariño perdonándonos. Danos, Señor, un corazón grande y bueno como el tuyo, para que sepamos también perdonar a los demás cuando nos hacen mal. Padre, que seamos sencillos y humildes cuando nos equivocamos y necesitamos pedir perdón. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Reflexión y Práctica…
  • Voy a pedirle perdón a mis papitos y hermanos por las veces que los he hecho enojar.
Aprendiendo a Orar

Oración Final

¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.

Amén

Padrenuestro que estás en el cielo….

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Día 3: Amor incondicional

Oración Inicial

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz de tu Espíritu
Santo; haznos dociles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo,
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

Padrenuestro que estás en el cielo….

Canto al Espíritu de Dios

Lectura Bíblica – Marcos 12, 28-34

¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?. «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo».

Lectura Bíblica – Mateo 5, 43-48

Saben que se dijo: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo «. Pero yo les digo: «Amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen». para que sean hijos de su Padre Celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tendrán? ¿No hacen eso mismo los publicanos?. Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de especial?  ¿No hacen eso también los paganos?. Ustedes sean perfectos, como su Padre Celestial es perfecto.

Reflexión

Para conocer a Dios nuestro intelecto, la razón es insuficiente. Dios se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta. Hace falta algo más: ¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! ‘¿Pero cómo puedo amar lo que no conozco?’; ‘Ama a los que tienes cerca’. Y esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente, pero amando, podemos llegar a este amor.Es por eso que debemos amarnos los unos a los otros, porque el amor es de Dios y quien ama ha sido engendrado por Dios. Para conocer a Dios hay que amar. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2015, en Santa Marta).

Gracias a la pregunta del letrado sabemos a cuál de las numerosas normas que tenían los judíos -tenían más de seiscientas- le daba más importancia Jesús. La respuesta no se hace esperar y responde claramente: «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo». No sin razón el Papa Benedicto XVI recalca en sus mensajes la necesidad urgente de defender el derecho a la vida de los no nacidos, de los ancianos, de los enfermos y de todo hombre sobre esta tierra. Porque también ellos son nuestro prójimo y como tal debemos respetarlos y amarlos. Por ello, vale la pena recordar que, antes de ir a comulgar se nos invita a dar la paz a los que tenemos al lado, como representantes de todos los que encontraremos a lo largo del día. Tomemos conciencia por tanto de que recibimos a Cristo, modelo de cómo hay que amar y darnos a nuestros hermanos. Modelo de cómo debemos entregarnos a los demás y ser pan partido para ellos. El seguimiento de Cristo es de entrega y de amor total. El Santo Padre nos ha mencionado que tenemos que llenarnos completamente del amor de Dios. Esto se puede lograr, ya que San Pablo nos da un gran ejemplo cuando dice: «No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí». Es verdad. Todos los que están con Jesús y saben amarlo al igual que al prójimo, pueden parecerse a Jesús, que siempre nos muestra un gran ejemplo de amor al Padre y a los demás. Por eso, en este día, Cristo nos quiere invitar a acercarnos más al Reino de los cielos sabiendo amarle por medio del prójimo.

Andrés González Cristóbal

Tomado de catholic.net

Reflexiona …

  • ¿Qué implica ser perfecto como el Padre Celestial es perfecto?
  • ¿A qué te invita Jesús con las lecturas?
  • ¿Cómo poner en práctica en nuestra vida los mensajes que Jesús nos comparte en las lecturas?
  • ¿Que limita tu amor hacia el projimo?

Práctica

  • ORA, Señor enséñanos a amarte como corresponde, muéstranos cómo amar a quienes nos aborrecen y persiguen, transforma nuestro corazón, de tal forma que podamos aprender a amar y aceptar a otros, aún cuando sus acciones hacia nosotros sean hostiles.
  • PIDE bendiciones para todas las personas que crucen tu camino durante la próxima semana. Ora un Padrenuestro por cada uno de ellos.
  • AMA a tu projimo, pidele a Dios que te ayude a amar a los demás como Él lo hace y a ver el Cristo que hay en cada uno de ellos.
  • BUSCA demostrarle amor a las personas que tienes más cerca. Preguntale a Dios en oración de que maneras puedes hacerlo.
Oración Final

Dios eres majestuoso y maravilloso, lleno de un infinito amor por todos tus hijos. Gracias Señor por permitirme reflexionar hoy en la importancia del amor en mi vida y recordar que es el mandamiento más importante. Ayudame Señor a ser una fuente de amor verdadero para las personas que me rodean y amarlas como tu lo haces, dejando a un lado los juicios y el desamor. Sabiendo que todos formamos parte de tu cuerpo mistico y que tu habitas en cada uno de nosotros, ayudanos a compartir tu amor . Perdoname Señor por todas las veces que aloje odio en mi corazón y cerré mi corazón a tu amor y al de mis hermanos. Ayudame a sanar cualquier herida que no permita que fluya verdadero de amor de mi corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Espacio para los Niños/as

Oración

Señor Jesús, gracias porque te has querido sacrificar por nosotros. Té queremos dar las gracias por tu amor y por todas las personas que, por amor, se sacrifican por nosotros. Te pedimos que también por nuestra parte aprendamos a amar como tú nos has amado. Ayúdanos a estar dispuestos, como Tú, a dar la vida por todos por amor. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén

Reflexión y Práctica…
  • Esta semana pensaré de que maneras puedo demostrarle amor a mi familia, a mis maestros y mis compañeros de estudio y lo haré.
Aprendiendo a Orar

Oración Final

¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.

Amén

Padrenuestro que estás en el cielo….

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Día 4: Jesús nos invita a ser servidores

Oración Inicial

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz de tu Espíritu
Santo; haznos dociles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo,
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

Padrenuestro que estás en el cielo….

Canto al Espíritu de Dios

Lectura Bíblica – Mateo 20, 26-28

En una de las ocasiones que los discípulos vinieron a Jesús, le preguntaron quién podría ser el primero de entre todos ellos, y Él les respondió: “el de ustedes que quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes, y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos; hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por una muchedumbre”.

Reflexión

El servicio fue una de las mayores manifestaciones del amor de Cristo hacia nosotros. Desde que inició su ministerio en la tierra, tras ser bautizado por Juan el Bautista, nuestro Señor dedicó su tiempo a enseñar sobre el reino de los cielos, sanar a los enfermos, ayudar a los necesitados, preparar a sus discípulos, ¡resucitar a los muertos!, etcétera.

Debió ser abrumador, día tras día, permanecer en esa actitud de servicio, ver a las multitudes venir en pos de Él en busca de ayuda, y ofrecer siempre compasión y misericordia a aquellos que lo necesitaban. Sin embargo, es obvio que su servicio era una respuesta natural de su amor. Era éste lo que lo impulsaba a continuar haciendo bien a los demás, y a seguir obedeciendo la voluntad de su Padre.

El servicio de Jesús era parte de su naturaleza humilde. Y dicho servicio fue tan legítimo, tan constante y tan extremo, que pronto se convirtió en sacrificio. El Padre lo envió, pero Jesús decidió entregar su vida voluntariamente por todos nosotros, a pesar de que sabía que al final el precio sería la muerte. Su tiempo, su dedicación, su vida entera fueron dedicados a un propósito específico, a una misión única: la salvación de la humanidad, y no se detuvo sino hasta llegar al final, la cruz.

Lo que debe inspirarnos a servir es el amor. El amor a Dios y el amor a los demás. Dice el apóstol Pablo: “Cualquier trabajo que hagan, háganlo de buena gana, pensando que trabajan para el Señor y no para los hombres”. (Colosenses 3:23). Sin embargo, sabemos que también el amor a los demás nos inspira a servirlos cuando tienen alguna necesidad. No para obtener alabanza y mérito, sino por un amor puro, no sólo incondicional sino sacrificial.

Los primeros depositarios o receptores de ese amor servicial deben ser los integrantes de nuestra propia familia, pues ¿cómo podemos ir y amar a otros si no amamos antes a nuestra familia y hacemos nuestro hogar el lugar óptimo para el servicio?

En la respuesta de Jesús a sus discípulos Él utiliza la palabra siervo, pero también la palabra “esclavo”. Si lo pensamos de manera coloquial, ser esclavo de algo o de alguien no hace sentido, especialmente en este siglo, cuando se habla tanto del amor propio, la autoestima, los derechos civiles, la equidad, etcétera. Pero lo que Cristo quería decir es que, cuando una persona decide servir a los demás, sin límites, aprovechando cada oportunidad, o incluso buscando la oportunidad, su dedicación y entrega pueden ser comparables a las de un esclavo, con la diferencia de que el esclavo lo es en contra de su voluntad, pero quien elige ser “esclavo” de otros sirviéndolos lo hace por deseo propio, y lo hace gozoso, no con amargura.

Dios ama a los que se humillan y los exalta; Dios ama a los que sirven y les da un lugar especial; Dios ama a los que aman y los recompensa abundantemente.

Tomado de Catholic.net

Reflexiona …

  • ¿Por qué Jesús nos invita a ser esclavos de los demás?
  • ¿Por qué es necesaria la humildad para servir a los demás?
  • ¿De que maneras practicas el servicio en tu diario vivir?

Práctica

  • OFRECE a Dios la ayuda que des a los demás. Cuando ayudes ofrece tus esfuerzos para la Gloria de su nombre.
  • PIDE a Dios su guia para reconocer a que personas/obras debes ayudar/servir y la manera en que tu ayuda tendrá el impacto que Dios desea.
Oración Final

Padre eterno, gracias por todas tus bendiciones, por todo lo que haces por mi y mis seres queridos día a día. Gracias Señor por todas las personas que has puesto en mi camino para ayudarme y servirme. Gracias Señor por todas las personas a las que les he servido durante mi vida. Guíame día a día a ser un mejor servidor de todos los que me rodean siguiendo tu ejemplo. Haz de mi corazón, un corazón humilde para el servicio y gloria de tu nombre. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Espacio para los Niños/as

Oración

Papito Dios tú que pasaste por el mundo haciendo el bien a todos, especialmente a los pobres, a los enfermos, a los tristes, a los que pasan hambre y sed, y a los pecadores; ayúdanos, para que también nosotros hagamos como tú. Haz que en verdad nos amemos unos a otros como tú nos has amado, y que un día podamos gozar de tu amor en la vida eterna, tal y como nos has prometido, si perseveramos en el amor.

Amén

Reflexión y Práctica…
  • Voy a realizar 5 corazones en cartón, cada vez que realice una ayuda o un servicio a los demás lo voy a escribir en un corazón; de tal manera que complete 5 servicios.
Aprendiendo a Orar

Oración Final

¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.

Amén

Padrenuestro que estás en el cielo….

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Día 5: Reino de Dios

Oración Inicial

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz de tu Espíritu
Santo; haznos dociles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo,
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

Padrenuestro que estás en el cielo….

Canto al Espíritu de Dios

Lectura Bíblica – Lucas 17, 20-25

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo llegaría el Reino de Dios, Jesús les respondió: El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: «Vedlo aquí o allá», porque el Reino de Dios ya está entre vosotros. Dijo a sus discípulos: Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: «Vedlo aquí, vedlo allá.» No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.

Reflexión

Nosotros sabemos que la historia tiene un centro: Jesucristo, encarnado, muerto y resucitado; que está vivo entre nosotros y que tiene una finalidad: el Reino de Dios, Reino de paz, de justicia, de libertad en el amor. Y tiene una fuerza que la mueve hacia aquel fin: es la fuerza del Espíritu Santo. Todos nosotros tenemos el Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo. Y él nos empuja a ir hacia adelante en el camino de la vida cristiana, en el camino de la historia, hacia el Reino de Dios. S.S. Francisco.

El Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque no completamente. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia. Pero todavía falta algo. Es necesario que el Reino llegue al corazón de cada hombre. Sólo entonces podremos decir que ya ha llegado en toda su plenitud. Jesús advierte que no se trata de un reino de ejércitos, de emperadores, de palacios, etc. sino que es algo mucho más sutil, menos notorio. Es un gobierno sobre los corazones, cuya ley es la caridad y Cristo es el soberano. Dejar que Jesús reine en mi alma significa abrirle las puertas para que Él haga lo que quiera conmigo. Y El sólo entra y se queda a vivir si encuentra un alma limpia, es decir, sin pecado. Un alma en pecado es un lugar inhabitable para Dios. Por eso decimos que hay que vivir en continua lucha con nuestro peor enemigo, que es el pecado, porque sólo él nos aleja de Dios, la meta de nuestra vida. ¡Cómo sería el mundo si todos los hombres viviesen en gracia, en amistad con Dios! ¡Qué diferentes serían las cosas si todos los países adoptaran el mandamiento de la caridad universal como ley suprema! Entonces, sí que podríamos decir que el Reino de los cielos ha llegado a la tierra.

Tomado de catholic.net

Reflexiona …

  • ¿Qué situaciones o hábitos en tu vida no permiten que el Reino de Dios llegue a tu corazón?
  • ¿Alguna vez has consagrado tu día a día a Dios?
  • ¿De qué manera podrías abrir más tu corazón para que el Reino de Dios habitará en ti?

Práctica

  • EMPECEMOS por nuestro corazón y por nuestra casa. Que cada día Dios sea lo más importante en mi vida, buscar que el Reino de Dios viva en mi corazón, a través de la oración y la caridad a los demás.
  • ORA, Jesús, ni el trabajo, ni el estudio, ni las ocupaciones cotidianas, deben ser un obstáculo para estar unido a Ti. Sólo dejando que gobiernes y ordenes mi vida, podrá venir a mí tu Reino. Reconociéndote hoy como mi Rey y Señor, todo mi día se convertirá en un medio para alabarte, para glorificarte y amarte, por medio de mi amor y servicio a los demás.
  • DEJA EL PECADO, si hay un pecado recurrente en tu vida que ya has identificado, pidele a Dios la fortaleza para poder cortar sus ataduras y permitir así que el Reino de Dios entre en tu corazón.
  • REZA Y MEDITA el Padrenuestro todos los días.
Oración Final

Señor te bendecimos, alabamos y te damos gracias por abrirnos las puertas a tu Reino. Te pedimos que nos ayudes a liberarnos de las ataduras que el pecado ha hecho en nuestras vidas y poder permitir que tu Reino llegué a nuestro corazón. Gracias Jesús por habernos visitado y habernos traido el Reino de Dios, ayudanos a ser parte de este, hoy y por toda la eternidad.

Amén

Espacio para los Niños/as

Oración

Papito desde mi corazón de niño te entrego mi vida en la tierra, para que a través de mi día a día pueda construir mi reino en el cielo. Ayúdame a entender los propósitos que tienes para mi, para que yo un día pueda irte a visitar al cielo. Que mis acciones me acerquen a ti y te alegren, que mis palabras sean de bendición, que toda mi familia podamos servirte con amor

Amén

Reflexión y Práctica…
  • Voy a realizar un dibujo de como pienso que es el reino de Dios, lo ubico en un lugar visible de mi habitación y todos los días que lo vea le pediré a Dios que me ayude para poder ir al cielo.
Aprendiendo a Orar

Oración Final

¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.

Amén

Padrenuestro que estás en el cielo….

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Día 6: Todos los bautizados somos discipulos de Jesús

Oración Inicial

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz de tu Espíritu
Santo; haznos dociles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo,
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

Padrenuestro que estás en el cielo….

Canto al Espíritu de Dios

Lectura Bíblica – Mateo 28, 16-20

Por su parte, los Once discípulos partieron para Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Cuando vieron a Jesús, se postraron ante él, aunque algunos todavía dudaban. Jesús se acercó y les habló así: «Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.»

Lectura Bíblica – Marcos 16, 12-20

Después Jesús se apareció, bajo otro aspecto, a dos de ellos que se dirigían a un pueblito. Volvieron a contárselo a los demás, pero tampoco les creyeron. Por último se apareció a los once discípulos mientras comían, y los reprendió por su falta de fe y por su dureza para creer a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos, por su parte, salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que los acompañaban.

Lectura Bíblica – Lucas 24, 44-53

Jesús les dijo: «Todo esto se lo había dicho cuando estaba todavía con ustedes; tenía que cumplirse todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos referente a mí.» Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras. Les dijo: «Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba.» Jesús los llevó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos se postraron ante él. Después volvieron llenos de gozo a Jerusalén, y continuamente estaban en el Templo alabando a Dios.

Reflexión

Hemos llegado a uno de los ultimos temas de este retiro; el discipulado. Todos los que hemos sido bautizados somos discípulos de Jesús y nos podríamos preguntar ¿Qué significa ser un díscípulo?.

Entre varias cosas significa seguir las enseñanzas de nuestro maestro Jesús, compartir su mensaje (las buenas nuevas y sus enseñanzas) e imitarlo en nuestra vida diaria. Debemos recordar que como cristianos es nuestro deber compartir el mensaje de Cristo.

Jesús vino a la tierra a transformar nuestros corazones, salvar nuestras almas y concedernos vida eterna. Y este es el mensaje que debemos proclamar sin dudar, con nuestra familia, nuestros amigos y todas las personas con las que nos relacionamos. Debemos compartir todo lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas y sus enseñanzas.

Jesús nos enseña la importancia de LA ORACIÓN para crecer en la fe, conversar con Dios Padre y buscar su voluntad ; EL PERDÓN para poder limpiar nuestro corazón de resentimiento y llenarlo de amor por nuestro hermanos. De igual manera el pedir perdón a Dios por nuestros pecados y purificar nuestra alma; EL AMOR incondicional con el que Él mismo nos ama, un amor entregado, servicial, paciente, amable; EL SERVICIO que nos permitirá entregar lo mejor de nosotros a los demás y al reino de Dios; EL REINO de DIOS que gracias a Jesucristo llegó a la tierra y al cual estamos todos llamados para dejarle crecer en nuestro corazón.

Definitivamente la mejor manera de predicar el evangelio es con nuestro ejemplo, procuremos llevar una vida coherente a las enseñanzas que nuestro maestro nos dejó y empezar a cambiar el mundo comenzando por nosotros mismos.

Enseñemos y ayudemos a quienes estén alejados de la fe, mostrandoles a través de nuestros actos lo que Dios ha hecho en nosotros. Mostremosle a quienes nos encontremos que Jesús es nuestra salvación, que quien se bautice y lo recibe tendrá redención. Permitamos que el espíritu Santo llene nuestros corazones y nos ayude a entender las escrituras y a recordarlas especialmente en los momentos en que hablamos con otras personas.

Conoce más de la palabra, de las enseñanzas de Jesús y te darás cuenta que será más fácil dar un consejo o ayudar a alguien cuando toda esta palabra esta en tu corazón y en tu mente. Así mismo al tener grabadas las palabras de Dios en tu corazón y tu mente podrás enfrentar la vida desde una perspectiva llena de esperanza, fe y siguiendo la voluntad de Dios que es buena y perfecta.

Marcel

Reflexiona …

  • ¿De que maneras llevas las buenas nuevas a las personas que te rodean?
  • ¿Qué podrías mejorar en ti para ser un mejor discípulo?
  • ¿Cuál es la enseñanza de Jesús que más te gusta compartirle a los demás?
  • ¿Diariamente buscas un momento para leer la palabra y tener presente las enseñanzas del maestro?

Práctica

  • PIDE a Dios su Espíritu Santo obrando en tu vida para que puedas proclamar la buena nueva de Jesús con orgullo y pregón.
  • BUSCA momentos para compartir las enseñanzas de Jesús con las personas más cercanas a tu vida.
  • ESCRIBE las enseñanzas de Jesús en alguna hoja y mantenla cerca, repasa sus enseñanzas cada día.
  • LEE la palabra de Dios cada día y pidele a Dios que te ayude a entenderla.
Oración Final

Padre eterno gracias por tu infinito amor y misericordia. Gracias porque tu nos llenas de bendiciones y porque nos enviaste a tu hijo para poder conocerte más de cerca. Te pido sigas forjando en nosotros un corazón compasivo, amoroso, que perdona y que sirve a los demás, para que el reino de Dios siga viniendo a nuestras vidas. Señor envía tu Santo Espíritu a nosotros para que con ahínco proclamemos las buenas nuevas a todos los que crucen nuestro camino y podamos ser fieles testigos en nuestra propia vida de que el Reino de Dios está en nuestro corazón.

Amén

Espacio para los Niños/as

Oración

Señor Dios y Padre nuestro, hemos conocido que Tú eres quien lo ha creado todo: el cielo y la tierra, el mar, las montañas, los árboles, las plantas, los peces y todos los animales. Ahora queremos conocer a tu Hijo, Jesús, que nos has mandado desde el cielo, para que podamos quererle como queremos a nuestros padres, tíos y abuelos, que son nuestra familia. En la catequesis, en el colegio y en casa oímos hablar muchas veces de Jesús , de las muchas cosas buenas que hizo y de lo que nos enseñó. Nosotros queremos conocerlas todas, como nos gusta conocer la historia de nuestra familia. Te pedimos, Señor, que escuchemos con atención a los que nos cuentan la vida de Jesús, para que un día también nosotros se las podamos contar a otros ,de manera que todos lleguemos a conocerle y nos hagamos amigos de Jesús, que es nuestro Salvador.

Amén

Reflexión y Práctica…
  • Voy a decirle a dos amiguitos que Dios los ama.
Aprendiendo a Orar

Oración Final

¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.

Amén

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Día 7: Consagración

Oración Inicial

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz de tu Espíritu
Santo; haznos dociles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo,
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

Padrenuestro que estás en el cielo….

Canto al Espíritu de Dios

Lectura Bíblica – Romanos 12, 1-6

Les ruego, pues, hermanos, por la gran ternura de Dios, que le ofrezcan su propia persona como un sacrificio vivo y santo capaz de agradarle; este culto conviene a criaturas que tienen juicio. No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto. La gracia que Dios me ha dado me autoriza a decirles a todos y cada uno de ustedes que actúen, pero no estorben. Que cada uno actúe sabiamente según la capacidad que Dios le ha entregado. Miren cuántas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las distintas partes no desempeñan la misma función. Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo. Dependemos unos de otros y tenemos capacidades diferentes según el don que hemos recibido.

Lectura Bíblica – 2 Corintios 6, 16

Nosotros somos el Templo del Dios vivo. Dios lo dijo: Habitaré y viviré en medio de ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

Lectura Bíblica – 1 Corintios 3, 16-17

¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. El templo de Dios es sagrado, y ese templo son ustedes.

Lectura Bíblica – Mateo 6,10

Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu Voluntad en la tierra como en el cielo

Lectura Bíblica – Juan 6, 37-40

Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Sí, ésta es la decisión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Reflexión

Hoy damos fin a este retiro en el cual compartimos lecturas de la palabra y reflexiones de algunas de las más importantes enseñanzas que Dios encarnado nos dejó. Para terminar reflexionaremos de la importancia de consagrar nuestra vida cada día a Dios y seguir su voluntad. ¿Y que significa consagrarse a Dios?

Consagrarse a Dios significa entregar a Dios mi vida para que Él haga en ella su voluntad y no la mía. Es ofrecerse como un ¨sacrificio vivo¨ Romanos 12, 1-6. y esto es más provechoso que todas las buenas obras o sacrificios que pueda hacer. El consagrarme a Dios me permite aceptar que Él viva en mi corazón y guie toda mi vida hacía su voluntad, es decir hacia el bien.

Hoy Dios quiere que le ofrezcas tu vida para que el reino de Dios esté en ti y puedas dar la luz y el amor de Dios a todos los que te rodean. Dios no obliga a nadie, así que este ofrecimiento debe venir voluntariamente de ti. Él te llama y tu decides aceptar o no su llamado. El consagrarte a Dios implica buscar y seguir su voluntad cada día, por encima de tu propia voluntad.

¿Y por qué deberías seguir la voluntad de Dios?, porque al hacerlo tendrás paz en tu corazón y aportarás muchos granitos de arena para que este mundo sea mejor. Al hacerlo, te volverás una persona de gran bendición para todos los que te rodean y sentirás como Dios colma tu vida y los demás no podrán evitar sentirlo también.

¿Puedo consagrarme, sin importar a lo que me dedique y sin importar mi edad? Así es, puedes consagrarle a Dios tu día a día, consagrar a Él tus pensamientos, sentimientos y actos y prometerle que buscarás seguir su voluntad sin importar lo que hagas ese día. La voluntad de Dios se traduce en cosas buenas en amor, paciencia, caridad, comprensión, generosidad, protección, entre otras virtudes. A medida que te dejes guiar por la voluntad de Dios, notarás que tomas mejores decisiones, que vives tu día al máximo y que tu vida cambia completamente para bien.

Al consagrarte buscarás día a día aprender más de Dios para saber que le agrada y saber que espera de ti. Lo buscarás en oración, a cada momento, simplemente hablando con Él en el interior de tu corazón, mientras realizas cualquier actividad. Entregarás a Él todas las partes de ti, las que te agradan y las que no y esto lo harás cada día en cada momento. Como cristianos fuimos redimidos y rescatados por Cristo, le pertenecemos a Dios fuimos rescatados gracias a su sacrificio y ahora somos su templo, ¨El templo de Dios es sagrado, y ese templo son ustedes¨ 1 Corintios 3, 16-17. La consagración te permite reconocer que Cristo es tu Señor y que a Él buscas servirle y agradarle día a día.

Jesús nos dio ejemplo de seguimiento a la voluntad del Padre a pesar de todo, Juan 6, 37-40 y al hacerlo aunque paso por un momento de muerte Dios lo resucito y nos concedió la libertad a todos los que nos bautizamos y creemos en Él. Así que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta y siempre busca lo mejor para cada uno. Hemano/a no dejes de consagrarte a Dios día a día y verás como tu vida cambia completamente.

Dios te bendiga a ti y a los tuyos. Paz en Cristo Jesús.

Marcel

Reflexiona …

  • ¿Qué me limita para consagrar mi día a día a Dios?
  • ¿De que maneras puedo conocer más de Dios y su voluntad para mi vida?
  • ¿Qué pasaría en el mundo si la mayoría de las personas en el mundo buscarán seguir su voluntad?
  • ¿Cuando empezaré a consagrar mi día a día a Dios?

Práctica

  • ORA- Cada día al despertar evitaré saltar de la cama de prisa o tomar mi celular y en vez de esto me pondré en oración y le ofreceré a Dios mi día y mi obrar.
  • BUSCAR- Buscaré hablar con Dios en mi interior a cada momento,y pediré su consejo, su guía y el discernimiento para poder distinguir su voluntad de entre mis propios deseos y de las voces del mundo.
  • LEER- Leere unas páginas de la Biblia cada día. Buscaré leer también libros que sirvan para mi crecimiento espiritual.
  • ESCUCHARÉ- las voces de sacerdotes, sabios y de personas que sé me acercan a Dios y a conocer su voluntad.
Oración de Consagración

Te recomendamos escribir alguna de las siguientes oraciones en una hoja y dejarla cerca de donde duermes para que al despertar cada día la hagas y consagres tu día a Dios:

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad. Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan.

Amén

St. Ignacio de Loyola

Señor te doy gracias por permitirme vivir un día más, te entregó hoy todo de mi, guía mis pensamientos, mis sentimientos y mis actos, para pensar en lo que te agrada a cada momento, para llenarme de tu paz y tu amor. Para caminar siempre hacia el bien, para que mis manos y todos mis sentidos hagan lo correcto acorde a tu voluntad y para que como ofrenda agradable a ti pueda servirte cada día de mi vida. Que tu gracia y tus dones se transmitan a mi a través de tu Santo Espíritu y me permitan discernir tu voluntad de la mia y cumplirla. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Espacio para los Niños/as

Oración

¡Jesucito de mi vida!
tu eres niño como yo,
por eso te quiero tanto
que te doy mi corazón,
¡tómalo, tómalo! que tuyo es,
y mio ya no. Amén.

Amén

Reflexión y Práctica…
  • Voy a hablar con Dios en mi corazoncito cada día para contarle que he hecho, como me siento, pedirle su ayuda y su consejo.
Aprendiendo a Orar

Oración Final

¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.

Amén

Padrenuestro que estás en el cielo….

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