
Jesús es la palabra de Dios encarnada, es el regalo más grande de amor que Dios nos pudo dar. Dios Padre nos envió a su hijo para que pudieramos conocerle, verle y ser redimidos. Amemos las palabras que Jesús nos compartió, porque el es la voz de nuestro Dios. Estudiemos sus enseñanzas y procuremos llevarlas a nuestra vida diaria. Si queremos que el mundo sea diferente, empezemos por llenarnos nosotros del Espiritu de Dios para que nuestro obrar sea el mismo que Jesús tuvo cuando estuvo en la tierra.
- Día 1 – Oración
- Día 2 – Perdón
- Día 3 – Amor
- Día 4 – Servicio
- Día 5 – Reino de Dios
- Día 6 – Discipulado
- Día 7 – Consagración
Define los propósitos que buscas alcanzar con ayuda de Dios en este retiro; pídele al Espíritu que te guie a reconocerlos y luego escríbelos en un papel.
Día 1: Jesús ejemplo de Oración
Oración Inicial
Lectura Bíblica – Lucas 18, 1-8
Jesús les mostró con un ejemplo que debían orar siempre, sin desanimarse jamás: En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaba la gente. En la misma ciudad había también una viuda que acudía a él para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’. Durante bastante tiempo el juez no le hizo caso, pero al final pensó: ‘Es cierto que no temo a Dios y no me importa la gente, pero esta viuda ya me molesta tanto que le voy a hacer justicia; de lo contrario acabará rompiéndome la cabeza’. Y el Señor dijo: ‘¿Se han fijado en las palabras de este juez malo?’ ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche, mientras él deja que esperen? Yo les aseguro que les hará justicia, y lo hará pronto. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?’.
Lectura Bíblica – Lucas 11,1-3
Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Al terminar su oración, uno de sus discípulos le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. Les dijo: ‘Cuando recen, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino. Danos cada día el pan que nos corresponde. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Y no nos dejes caer en la tentación. Les dijo también: ‘Supongan que uno de ustedes tiene un amigo y va a medianoche a su casa a decirle: ‘Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Y el otro le responde a usted desde adentro: ‘No me molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos ya acostados; no puedo levantarme a dártelos’. Yo les digo: aunque el hombre no se levante para dárselo porque usted es amigo suyo, si usted se pone pesado, al final le dará todo lo que necesita. Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a la puerta se le abrirá. ¿Habrá un padre entre todos ustedes que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan? Y si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo pidan!’
Reflexión
Un joven, nacido en una familia de músicos, demostró un extraordinario talento musical desde temprana edad. A los tres años comenzó a tocar el piano y su padre, que era violinista, docente y compositor, reconoció los talentos de su precoz hijo y se dedicó a enseñarle a desarrollarlos. A los cinco años, el niño ya componía y publicaba su propia música. Había dominado tan bien el violín y el piano que se presentaba en prestigiosas salas de conciertos. Finalmente superó a su padre y llegó a ser uno de los compositores más prolíficos e influyentes de su época. Estamos hablando nada menos que de Wolfgang Amadeus Mozart, uno de los genios más brillantes de la música clásica. Hasta ahora, más de dos siglos después de su muerte, todo el mundo conoce su nombre. Pero incluso Mozart, con todo el talento natural que tenía, comenzó su carrera como estudiante y fue aprendiendo bajo la guía de su padre.
Es fácil pensar que algunas personas son talentosas en la oración, y muchos creen que tener un encuentro con Dios de un modo transformador es algo que escapa a su capacidad, pero eso no es cierto. Innumerables personas de profunda vida espiritual realmente tuvieron dificultades con la oración, y muchas otras comunes y corrientes descubrieron que el Señor estaba más cerca de lo que imaginaban. Nuestro Padre celestial nos puede enseñar a desarrollar la capacidad innata que tenemos para comunicarnos con él, y también a encontrarnos con Jesús en la oración.
Jesús aprendió a orar. Si hubo alguien alguna vez que no necesitaba aprender a orar ese debía ser Jesús, pues ¡él es el Hijo de Dios! Entonces, ¿fue la oración algo natural para él? Bueno, sí y no. Jesús era totalmente divino, pero también totalmente humano. Como hombre, tenía las limitaciones que todos nosotros tenemos. No nació con un entendimiento maduro de su Padre ni de su propia identidad como Mesías; no. Nació como un bebé indefenso, plenamente dependientes de sus padres. En su deseo de ser como nosotros en todo, menos en el pecado, Jesús decidió empezar desde el principio, incluso con respecto a la oración, es decir que él también tuvo que aprender a orar, y por eso es el ejemplo perfecto a seguir y la mejor guía para nosotros. Así que veamos cómo era su vida de oración.
La escuela de oración de Nazaret. Pocos son los detalles que encontramos en la Escritura acerca de los años ocultos de la niñez de Jesús en Nazaret. Pero no hay duda de que José y María le inculcaron la fe su pueblo, y seguramente también le contaron acerca de su propia historia, como las visitas y mensajes del Arcángel San Gabriel a María y a José en sueños, acerca de su nacimiento en medio de la adversidad y acerca de la profecía de Simeón de que, un día, él sería “luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel”. (Lucas 2, 32).
Esas son las grandes historias que deben haberse grabado en la mente de Jesús; pero José y María le dieron una base de fe y confianza en Dios demostrada en la sencillez de la vida cotidiana. Seguramente se congregaban al atardecer los días viernes para encender las velas del Shabat y dar gracias a Dios por las bendiciones de la semana; sin duda le enseñaban a estudiar las Escrituras hebreas y lo llevaban a la sinagoga para la instrucción. Lo más probable es que le ayudaban a descubrir la mano de Dios en la hermosura de la naturaleza, en las tareas ordinarias de la vida y en la presencia de amigos, vecinos y conocidos.
La escuela de Cristo. Conforme iba creciendo, Jesús aprendió a buscar a Dios Padre por cuenta propia, como por ejemplo cuando se quedó en el Templo de Jerusalén mientras sus padres volvían a casa. Esta es una prueba de lo mucho que anhelaba estar en la casa de su Padre (v. Lucas 2, 49).
Incluso más tarde, cuando ya había reunido a sus discípulos y comenzado su ministerio, Jesús seguía retirándose a lugares aislados para orar; junto al mar, en la cumbre de una montaña, donde quiera que pudiera encontrar la quietud (v. Lucas 5, 16; Marcos 3, 7. 13). En su condición humana, Jesús ansiaba pasar tiempo a solas con su Padre y por eso le daba prioridad para sí mismo y para sus discípulos (Mateo 6, 6). Tan importante era esto para él que a menudo se levantaba de madrugada para ir a rezar o permanecía en oración toda la noche (Marcos 1, 35; Lucas 6, 12).
Pero había ocasiones en las que oraba a su Padre en forma especial, como cuando tenía que tomar decisiones importantes o lidiar con situaciones difíciles. Por ejemplo, antes de resucitar a Lázaro (Juan 11, 41-42); al escoger a los Doce Apóstoles y cuando lamentaba la muerte de Juan el Bautista (Lucas 6, 12; Mateo 14, 13). Además, rezó en el Huerto de Getsemaní, cuando sabía que lo arrestarían y que su juicio y ejecución eran inminentes.
Durante todo este tiempo, los discípulos de Jesús observaron cómo oraba y pudieron ver que había una conexión entre su vida pública y su vida privada de oración, por lo que era natural que un día le pidieran: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11, 1). Jesús, por supuesto, estaba más que deseoso de hacerlo, y les enseñó la oración que llamamos “El Padre Nuestro”. En esta hermosa plegaria, el Señor no se limitó a darles unos versos para repetir, sino una base para desarrollar una relación personal e íntima con Dios, aparte de que les estaba mostrando que podían atreverse a llamar “Padre” a Dios, como él lo hacía.
La oración que nos atrevemos a decir. El Padre Nuestro (Mateo 6, 9 –12) es tan simple que hasta un niño pequeño puede repetirla y tan rica que los santos teólogos casi no pueden llegar al abismo insondable de su profundidad. Veamos algunas de las actitudes que dan marco a las ideas que nos enseñó nuestro Salvador.
Intimidad con el Padre. “Padre nuestro que estás en los cielos.” Esta es la frase clave de toda la oración. De todos los hombres y mujeres santos del Antiguo Testamento, ni siquiera Moisés osó dirigirse a Dios llamándolo Padre. Solo Jesús fue capaz de llamar Padre a Dios de una manera tan familiar e íntima, pero aun así nos invita a todos a decir “Padre nuestro…”; nos invita a hablarle a Dios como hijos suyos con una actitud de plena confianza en su amor. ¡Qué inmenso privilegio! ¡Dios es tu Padre y mi Padre! ¡Y te ama con el mismo amor con que ama a su Hijo unigénito (Juan 16, 27)!
Reverencia y adoración. “Santificado sea tu nombre.” A menudo, cuando rezamos, comenzamos presentándole nuestras necesidades a Dios y luego pensamos en su propia Persona; pero Jesús invierte el orden y pone a Dios en primer lugar, acudiendo a su Padre con una actitud de suprema reverencia y respetuosa admiración y nos invita a hacer lo mismo. Desde el inicio, nos lleva a fijarnos en la santidad y la bondad de Dios, de modo que nos aproximemos al Todopoderoso con humildad de corazón, sabiendo que él es el centro de atención de la oración, no nosotros.
Entrega: “Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad.” No hay duda de que Jesús aprendió esta forma de oración viendo a su madre, pues ella oró de modo similar en la Anunciación: “Hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1, 38). Considerando la oración de María, la sumisión de Cristo en la cruz y la entrega silenciosa de María al pie de la cruz, se ve que ambos recurrían a la oración en busca de fortaleza y confianza en Dios. Jesús enseñó esta oración a sus discípulos y nos invita a nosotros también a entregarnos a Dios sin reservas.
Confianza: “Danos hoy nuestro pan de cada día. “Jesús se encomendaba a Dios en la oración y cada día lo vivía con una actitud de humilde abandono en manos de su Padre; y luego nos enseña a poner nuestras necesidades, grandes y pequeñas, en manos de nuestro Padre; Además, cada día nos ofrece su propio Cuerpo y su propia Sangre como pan nuestro de cada día; de modo que podemos confiar que Aquel que se nos ofrece en la Santa Eucaristía también nos sustentará a lo largo del día.
Arrepentimiento y misericordia: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.” Jesús no desconocía las debilidades humanas y nunca pecó, pero fue tentado tal como lo somos nosotros; por eso sabía que a menudo caeríamos en pecado y necesitaríamos el perdón. También sabía que él iba a ofrecer su propia vida para reconciliarnos con el Padre. De modo que nos enseñó a implorar misericordia a Dios, sabiendo que él pagaría muy caro por nuestro perdón. Pero también nos enseñó que es necesario perdonar a quienes nos ofenden, tal como el Padre nos perdona a nosotros.
Convicción: “Más líbranos del mal.” Cuando Jesús fue tentado por el diablo en el desierto, tuvo la certeza de que Dios y su palabra lo protegerían (Mateo 4, 1-11). También nosotros podemos confiar en que Dios nos protege del mal. Cada día, aunque nos toque afrontar grandes tormentas o peligros, podemos exclamar: “Sálvame, Señor”, como Pedro, cuando el viento y las olas le causaron pavor (Mateo 14, 30). El Señor nos exhorta a creer que su Padre y nuestro Padre nos protege y nos fortalece cada vez que enfrentamos las tentaciones del mundo, la carne y el diablo.
Adoptar el Corazón de Jesús. Cuando alguien quiere aprender a tocar un instrumento musical, sabe que eso no se reduce solo a movimientos mecánicos, y algo parecido sucede con la oración: Orar no se reduce únicamente a lo que decimos o hacemos; la clave es la disposición del corazón. En cada momento que pasamos en presencia del Señor, lo vamos conociendo un poco más y se fortalece nuestra relación con él y con el Padre. Así aprendemos a presentarnos ante Dios con una actitud como la de Jesús y, si lo hacemos, cualquier forma de oración puede convertirse en un encuentro cara a cara con nuestro Dios.
La oración silenciosa ante Jesucristo sacramentado puede ser también una efusión de amor. El orar de rodillas ante el crucifijo con un arrepentimiento sincero por los pecados cometidos nos ayuda a ser más tolerantes y compasivos con los demás. Asimismo, las oraciones que rezamos en Misa pueden convertirse en una ofrenda de amor a nuestro Padre. De todas estas y otras maneras podemos orar tal como nos enseñó Jesús, nuestro Maestro.
Tomado de la Palabra entre nosotros.
Práctica
- ORA A DIOS para que derrame su Espíritu en ti y en todas las personas. Pide especialmente por un derramamiento del espíritu en tus seres queridos.
- HAZ ORACIÓN CADA DÍA leyendo y reflexionando en un pasaje de la Biblia.
- COMPROMETETE a hacer de tu vida una oración constante, buscando hablar con Dios en cada momento de tu día, sin importar lo que estés haciendo.
Oración Final
Dios eres grande y maravilloso, digno de toda alabanza y honor. Gracias Señor por permitirme reflexionar en tu palabra y recordar lo importante que es la oración para mi vida. Gracias Señor porque a través de la oración me puedo comunicar contigo cada día y puedo sentir tu presencia cercana. Gracias por el ejemplo maravilloso de oración que Jesús nos dejó. Ayudame a seguir buscando y amando los momentos de oración, recordando siempre que eres mi Padre y como tal puedo acercarme con toda confianza a ti. Ayuda a que mi vida sea una vida de oración constante.
Amén
Espacio para los Niños/as
Oración
Papito Dios, gracias por darnos la oración, que es la manera que nos podemos comunicar contigo. Gracias porque nos escuchas, nos ayudas y a través de la oración podemos sentir tu paz, tu amor y tu presencia. Gracias por darnos ese teléfono que nos comunica contigo. Ayúdanos a amar la oración y que sea un dialogo diario contigo, al levantarnos, al comer, al estudiar, al dormir y que en todo momento te podamos llamar y estar seguros de que tus nos respondes y nos ayudas.
Amén
Reflexión y Práctica…
- Todas las mañanas al levantarte y al acostarte haz una oración
- ¿Tienes una Biblia? ¿Qué tan frecuentemente la lees?, ¿Podrías leerla más?
- Pidele todos los días a Dios que derrame su Espíritu en ti y en toda tu familia.
Oración Final
¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.
Amén
Padrenuestro que estás en el cielo….
Día 2: Jesús nos pide perdonar
Oración Inicial
Lectura Bíblica – Mateo 18, 21-22
Lectura Bíblica – Juan 8, 3-11
Reflexión
Práctica
- OFRECE a Dios tu vida, obras y trabajos en satisfacción de tus pecados. Acude al sacramento de la reconciliación y entrega a Dios tus pecados, pidele que te muestre el camino a seguir, así como pidele que te guíe y por medio del Espíritu Santo, sane todas las heridas que han dejado aquellos momentos en que has desobedecido a nuestro Padre Celestial
- PERDONA, Si hay alguien a quien aún no perdonas, da hoy el primer paso para liberarte del dolor. Pidele a Dios que te ayude a perdonar esa persona y a sanar las heridas que te dejo. Si heriste a alguien y puedes pedir perdón, pidele a Dios la fuerza para disculparte y no volver a hacer daño de nuevo.
Oración Final
Espacio para los Niños/as
Oración
Reflexión y Práctica…
- Voy a pedirle perdón a mis papitos y hermanos por las veces que los he hecho enojar.
Oración Final

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Día 3: Amor incondicional
Oración Inicial
Lectura Bíblica – Marcos 12, 28-34
¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?. «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo».
Lectura Bíblica – Mateo 5, 43-48
Saben que se dijo: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo «. Pero yo les digo: «Amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen». para que sean hijos de su Padre Celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tendrán? ¿No hacen eso mismo los publicanos?. Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de especial? ¿No hacen eso también los paganos?. Ustedes sean perfectos, como su Padre Celestial es perfecto.
Reflexión
Para conocer a Dios nuestro intelecto, la razón es insuficiente. Dios se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta. Hace falta algo más: ¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! ‘¿Pero cómo puedo amar lo que no conozco?’; ‘Ama a los que tienes cerca’. Y esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente, pero amando, podemos llegar a este amor.Es por eso que debemos amarnos los unos a los otros, porque el amor es de Dios y quien ama ha sido engendrado por Dios. Para conocer a Dios hay que amar. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2015, en Santa Marta).
Gracias a la pregunta del letrado sabemos a cuál de las numerosas normas que tenían los judíos -tenían más de seiscientas- le daba más importancia Jesús. La respuesta no se hace esperar y responde claramente: «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo». No sin razón el Papa Benedicto XVI recalca en sus mensajes la necesidad urgente de defender el derecho a la vida de los no nacidos, de los ancianos, de los enfermos y de todo hombre sobre esta tierra. Porque también ellos son nuestro prójimo y como tal debemos respetarlos y amarlos. Por ello, vale la pena recordar que, antes de ir a comulgar se nos invita a dar la paz a los que tenemos al lado, como representantes de todos los que encontraremos a lo largo del día. Tomemos conciencia por tanto de que recibimos a Cristo, modelo de cómo hay que amar y darnos a nuestros hermanos. Modelo de cómo debemos entregarnos a los demás y ser pan partido para ellos. El seguimiento de Cristo es de entrega y de amor total. El Santo Padre nos ha mencionado que tenemos que llenarnos completamente del amor de Dios. Esto se puede lograr, ya que San Pablo nos da un gran ejemplo cuando dice: «No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí». Es verdad. Todos los que están con Jesús y saben amarlo al igual que al prójimo, pueden parecerse a Jesús, que siempre nos muestra un gran ejemplo de amor al Padre y a los demás. Por eso, en este día, Cristo nos quiere invitar a acercarnos más al Reino de los cielos sabiendo amarle por medio del prójimo.
Andrés González Cristóbal
Tomado de catholic.net
Práctica
- ORA, Señor enséñanos a amarte como corresponde, muéstranos cómo amar a quienes nos aborrecen y persiguen, transforma nuestro corazón, de tal forma que podamos aprender a amar y aceptar a otros, aún cuando sus acciones hacia nosotros sean hostiles.
- PIDE bendiciones para todas las personas que crucen tu camino durante la próxima semana. Ora un Padrenuestro por cada uno de ellos.
- AMA a tu projimo, pidele a Dios que te ayude a amar a los demás como Él lo hace y a ver el Cristo que hay en cada uno de ellos.
- BUSCA demostrarle amor a las personas que tienes más cerca. Preguntale a Dios en oración de que maneras puedes hacerlo.
Oración Final
Dios eres majestuoso y maravilloso, lleno de un infinito amor por todos tus hijos. Gracias Señor por permitirme reflexionar hoy en la importancia del amor en mi vida y recordar que es el mandamiento más importante. Ayudame Señor a ser una fuente de amor verdadero para las personas que me rodean y amarlas como tu lo haces, dejando a un lado los juicios y el desamor. Sabiendo que todos formamos parte de tu cuerpo mistico y que tu habitas en cada uno de nosotros, ayudanos a compartir tu amor . Perdoname Señor por todas las veces que aloje odio en mi corazón y cerré mi corazón a tu amor y al de mis hermanos. Ayudame a sanar cualquier herida que no permita que fluya verdadero de amor de mi corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
Espacio para los Niños/as
Oración
Señor Jesús, gracias porque te has querido sacrificar por nosotros. Té queremos dar las gracias por tu amor y por todas las personas que, por amor, se sacrifican por nosotros. Te pedimos que también por nuestra parte aprendamos a amar como tú nos has amado. Ayúdanos a estar dispuestos, como Tú, a dar la vida por todos por amor. Por Jesucristo, Nuestro Señor.
Amén
Reflexión y Práctica…
- Esta semana pensaré de que maneras puedo demostrarle amor a mi familia, a mis maestros y mis compañeros de estudio y lo haré.
Oración Final
¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.
Amén
Padrenuestro que estás en el cielo….

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Día 4: Jesús nos invita a ser servidores
Oración Inicial
Lectura Bíblica – Mateo 20, 26-28
Reflexión
Práctica
- OFRECE a Dios la ayuda que des a los demás. Cuando ayudes ofrece tus esfuerzos para la Gloria de su nombre.
- PIDE a Dios su guia para reconocer a que personas/obras debes ayudar/servir y la manera en que tu ayuda tendrá el impacto que Dios desea.
Oración Final
Espacio para los Niños/as
Oración
Reflexión y Práctica…
- Voy a realizar 5 corazones en cartón, cada vez que realice una ayuda o un servicio a los demás lo voy a escribir en un corazón; de tal manera que complete 5 servicios.
Oración Final

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Día 5: Reino de Dios
Oración Inicial
Lectura Bíblica – Lucas 17, 20-25
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo llegaría el Reino de Dios, Jesús les respondió: El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: «Vedlo aquí o allá», porque el Reino de Dios ya está entre vosotros. Dijo a sus discípulos: Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: «Vedlo aquí, vedlo allá.» No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.
Reflexión
Nosotros sabemos que la historia tiene un centro: Jesucristo, encarnado, muerto y resucitado; que está vivo entre nosotros y que tiene una finalidad: el Reino de Dios, Reino de paz, de justicia, de libertad en el amor. Y tiene una fuerza que la mueve hacia aquel fin: es la fuerza del Espíritu Santo. Todos nosotros tenemos el Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo. Y él nos empuja a ir hacia adelante en el camino de la vida cristiana, en el camino de la historia, hacia el Reino de Dios. S.S. Francisco.
El Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque no completamente. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia. Pero todavía falta algo. Es necesario que el Reino llegue al corazón de cada hombre. Sólo entonces podremos decir que ya ha llegado en toda su plenitud. Jesús advierte que no se trata de un reino de ejércitos, de emperadores, de palacios, etc. sino que es algo mucho más sutil, menos notorio. Es un gobierno sobre los corazones, cuya ley es la caridad y Cristo es el soberano. Dejar que Jesús reine en mi alma significa abrirle las puertas para que Él haga lo que quiera conmigo. Y El sólo entra y se queda a vivir si encuentra un alma limpia, es decir, sin pecado. Un alma en pecado es un lugar inhabitable para Dios. Por eso decimos que hay que vivir en continua lucha con nuestro peor enemigo, que es el pecado, porque sólo él nos aleja de Dios, la meta de nuestra vida. ¡Cómo sería el mundo si todos los hombres viviesen en gracia, en amistad con Dios! ¡Qué diferentes serían las cosas si todos los países adoptaran el mandamiento de la caridad universal como ley suprema! Entonces, sí que podríamos decir que el Reino de los cielos ha llegado a la tierra.
Tomado de catholic.net
Práctica
- EMPECEMOS por nuestro corazón y por nuestra casa. Que cada día Dios sea lo más importante en mi vida, buscar que el Reino de Dios viva en mi corazón, a través de la oración y la caridad a los demás.
- ORA, Jesús, ni el trabajo, ni el estudio, ni las ocupaciones cotidianas, deben ser un obstáculo para estar unido a Ti. Sólo dejando que gobiernes y ordenes mi vida, podrá venir a mí tu Reino. Reconociéndote hoy como mi Rey y Señor, todo mi día se convertirá en un medio para alabarte, para glorificarte y amarte, por medio de mi amor y servicio a los demás.
- DEJA EL PECADO, si hay un pecado recurrente en tu vida que ya has identificado, pidele a Dios la fortaleza para poder cortar sus ataduras y permitir así que el Reino de Dios entre en tu corazón.
- REZA Y MEDITA el Padrenuestro todos los días.
Oración Final
Señor te bendecimos, alabamos y te damos gracias por abrirnos las puertas a tu Reino. Te pedimos que nos ayudes a liberarnos de las ataduras que el pecado ha hecho en nuestras vidas y poder permitir que tu Reino llegué a nuestro corazón. Gracias Jesús por habernos visitado y habernos traido el Reino de Dios, ayudanos a ser parte de este, hoy y por toda la eternidad.
Amén
Espacio para los Niños/as
Oración
Papito desde mi corazón de niño te entrego mi vida en la tierra, para que a través de mi día a día pueda construir mi reino en el cielo. Ayúdame a entender los propósitos que tienes para mi, para que yo un día pueda irte a visitar al cielo. Que mis acciones me acerquen a ti y te alegren, que mis palabras sean de bendición, que toda mi familia podamos servirte con amor
Amén
Reflexión y Práctica…
- Voy a realizar un dibujo de como pienso que es el reino de Dios, lo ubico en un lugar visible de mi habitación y todos los días que lo vea le pediré a Dios que me ayude para poder ir al cielo.
Oración Final
¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.
Amén
Padrenuestro que estás en el cielo….

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Día 6: Todos los bautizados somos discipulos de Jesús
Oración Inicial
Lectura Bíblica – Mateo 28, 16-20
Lectura Bíblica – Marcos 16, 12-20
Lectura Bíblica – Lucas 24, 44-53
Reflexión
Práctica
- PIDE a Dios su Espíritu Santo obrando en tu vida para que puedas proclamar la buena nueva de Jesús con orgullo y pregón.
- BUSCA momentos para compartir las enseñanzas de Jesús con las personas más cercanas a tu vida.
- ESCRIBE las enseñanzas de Jesús en alguna hoja y mantenla cerca, repasa sus enseñanzas cada día.
- LEE la palabra de Dios cada día y pidele a Dios que te ayude a entenderla.
Oración Final
Espacio para los Niños/as
Oración
Reflexión y Práctica…
- Voy a decirle a dos amiguitos que Dios los ama.
Oración Final

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Día 7: Consagración
Oración Inicial
Lectura Bíblica – Romanos 12, 1-6
Les ruego, pues, hermanos, por la gran ternura de Dios, que le ofrezcan su propia persona como un sacrificio vivo y santo capaz de agradarle; este culto conviene a criaturas que tienen juicio. No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto. La gracia que Dios me ha dado me autoriza a decirles a todos y cada uno de ustedes que actúen, pero no estorben. Que cada uno actúe sabiamente según la capacidad que Dios le ha entregado. Miren cuántas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las distintas partes no desempeñan la misma función. Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo. Dependemos unos de otros y tenemos capacidades diferentes según el don que hemos recibido.
Lectura Bíblica – 2 Corintios 6, 16
Nosotros somos el Templo del Dios vivo. Dios lo dijo: Habitaré y viviré en medio de ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Lectura Bíblica – 1 Corintios 3, 16-17
¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. El templo de Dios es sagrado, y ese templo son ustedes.
Lectura Bíblica – Mateo 6,10
Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu Voluntad en la tierra como en el cielo
Lectura Bíblica – Juan 6, 37-40
Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Sí, ésta es la decisión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Reflexión
Hoy damos fin a este retiro en el cual compartimos lecturas de la palabra y reflexiones de algunas de las más importantes enseñanzas que Dios encarnado nos dejó. Para terminar reflexionaremos de la importancia de consagrar nuestra vida cada día a Dios y seguir su voluntad. ¿Y que significa consagrarse a Dios?
Consagrarse a Dios significa entregar a Dios mi vida para que Él haga en ella su voluntad y no la mía. Es ofrecerse como un ¨sacrificio vivo¨ Romanos 12, 1-6. y esto es más provechoso que todas las buenas obras o sacrificios que pueda hacer. El consagrarme a Dios me permite aceptar que Él viva en mi corazón y guie toda mi vida hacía su voluntad, es decir hacia el bien.
Hoy Dios quiere que le ofrezcas tu vida para que el reino de Dios esté en ti y puedas dar la luz y el amor de Dios a todos los que te rodean. Dios no obliga a nadie, así que este ofrecimiento debe venir voluntariamente de ti. Él te llama y tu decides aceptar o no su llamado. El consagrarte a Dios implica buscar y seguir su voluntad cada día, por encima de tu propia voluntad.
¿Y por qué deberías seguir la voluntad de Dios?, porque al hacerlo tendrás paz en tu corazón y aportarás muchos granitos de arena para que este mundo sea mejor. Al hacerlo, te volverás una persona de gran bendición para todos los que te rodean y sentirás como Dios colma tu vida y los demás no podrán evitar sentirlo también.
¿Puedo consagrarme, sin importar a lo que me dedique y sin importar mi edad? Así es, puedes consagrarle a Dios tu día a día, consagrar a Él tus pensamientos, sentimientos y actos y prometerle que buscarás seguir su voluntad sin importar lo que hagas ese día. La voluntad de Dios se traduce en cosas buenas en amor, paciencia, caridad, comprensión, generosidad, protección, entre otras virtudes. A medida que te dejes guiar por la voluntad de Dios, notarás que tomas mejores decisiones, que vives tu día al máximo y que tu vida cambia completamente para bien.
Al consagrarte buscarás día a día aprender más de Dios para saber que le agrada y saber que espera de ti. Lo buscarás en oración, a cada momento, simplemente hablando con Él en el interior de tu corazón, mientras realizas cualquier actividad. Entregarás a Él todas las partes de ti, las que te agradan y las que no y esto lo harás cada día en cada momento. Como cristianos fuimos redimidos y rescatados por Cristo, le pertenecemos a Dios fuimos rescatados gracias a su sacrificio y ahora somos su templo, ¨El templo de Dios es sagrado, y ese templo son ustedes¨ 1 Corintios 3, 16-17. La consagración te permite reconocer que Cristo es tu Señor y que a Él buscas servirle y agradarle día a día.
Jesús nos dio ejemplo de seguimiento a la voluntad del Padre a pesar de todo, Juan 6, 37-40 y al hacerlo aunque paso por un momento de muerte Dios lo resucito y nos concedió la libertad a todos los que nos bautizamos y creemos en Él. Así que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta y siempre busca lo mejor para cada uno. Hemano/a no dejes de consagrarte a Dios día a día y verás como tu vida cambia completamente.
Dios te bendiga a ti y a los tuyos. Paz en Cristo Jesús.
Marcel
Práctica
- ORA- Cada día al despertar evitaré saltar de la cama de prisa o tomar mi celular y en vez de esto me pondré en oración y le ofreceré a Dios mi día y mi obrar.
- BUSCAR- Buscaré hablar con Dios en mi interior a cada momento,y pediré su consejo, su guía y el discernimiento para poder distinguir su voluntad de entre mis propios deseos y de las voces del mundo.
- LEER- Leere unas páginas de la Biblia cada día. Buscaré leer también libros que sirvan para mi crecimiento espiritual.
- ESCUCHARÉ- las voces de sacerdotes, sabios y de personas que sé me acercan a Dios y a conocer su voluntad.
Oración de Consagración
Te recomendamos escribir alguna de las siguientes oraciones en una hoja y dejarla cerca de donde duermes para que al despertar cada día la hagas y consagres tu día a Dios:
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad. Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan.
Amén
St. Ignacio de Loyola
Señor te doy gracias por permitirme vivir un día más, te entregó hoy todo de mi, guía mis pensamientos, mis sentimientos y mis actos, para pensar en lo que te agrada a cada momento, para llenarme de tu paz y tu amor. Para caminar siempre hacia el bien, para que mis manos y todos mis sentidos hagan lo correcto acorde a tu voluntad y para que como ofrenda agradable a ti pueda servirte cada día de mi vida. Que tu gracia y tus dones se transmitan a mi a través de tu Santo Espíritu y me permitan discernir tu voluntad de la mia y cumplirla. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
Espacio para los Niños/as
Oración
¡Jesucito de mi vida!
tu eres niño como yo,
por eso te quiero tanto
que te doy mi corazón,
¡tómalo, tómalo! que tuyo es,
y mio ya no. Amén.
Amén
Reflexión y Práctica…
- Voy a hablar con Dios en mi corazoncito cada día para contarle que he hecho, como me siento, pedirle su ayuda y su consejo.
Oración Final
¡ Oh Espíritu Santo ! Amor del Padre y del Hijo: Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debemos evitar. Lo que debemos decir y lo que debemos pensar, para procurar tu Gloria y el bien de las almas.
Amén
Padrenuestro que estás en el cielo….

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