En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración Inicial

Señor te pedimos humildemente que sanes las heridas que no nos permiten amar y servir como tú nos llamas a hacerlo y que nuestros actos y acciones cada vez sean más un reflejo de ti. Que a semejanza tuya seamos capaces de servir a los demás dejando a un lado nuestros egoísmos y deseos. Llénanos de tu Santo Espíritu para que con Él podamos ser instrumentos de tu amor para cada una de las personas que cruzan nuestro camino.

— Amén

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido.

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?” Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: ‘No todos están limpios’.

Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”.

– Juan 13,1-15

En este pasaje vemos tres puntos importantes de reflexión: el amor de Jesús, la Identidad de Jesús y el Servicio. Profundicemos en cada uno de ellos.

Juan en este evangelio nos muestra el inmenso amor que Jesús tenía por sus discípulos, como lo menciona en Juan 13,1 «Jesús los amó hasta el extremo» y debemos estar seguros de que este es el mismo amor que siente por cada uno de nosotros. Porque él no se sacrificó por unos cuantos, si no por la humanidad entera. Él se sacrificó por tí y por mí, por cada uno de tus familiares, amigos, compañeros de estudio y trabajo… por cada uno de ellos.

Ya había llegado su momento de volver a Dios Padre, eso sí, después de mostrar que el único que tiene poder sobre la muerte es Dios trinitario. Él estaba seguro del sacrificio que iba a hacer y que Él resucitaría y regresaría al lugar de donde había venido en cuerpo y alma, «había salido de Dios y a Dios volvía » Juan 13,3. Él era el hijo de Dios y no sólo eso, Él era Dios también y siendo parte de este Dios trinitario tenía una misión clara y concreta, la cual debía cumplir con el fin de reconciliar a la humanidad con Dios.

Y en cuanto al servicio Jesús nos da una gran lección. Él no siente humillación de agacharse a los pies de sus discípulos y lavárselos, al contrario, con esto les da una, y nos da, una gran enseñanza: sin importar quien sea cada una de las personas que nos encontremos en la vida, un discípulo debe estas dispuesto siempre a servirle de la manera que sea necesario.

Jesús era Rey, pero no Rey como los Reyes de este mundo. Rey a la manera de Dios. Un Rey con un estilo de reinado que está lleno de mucho amor, identidad como hijos de Dios y servicio. Jesús no sólo vino a sacrificarse para reconciliar a la humanidad con Dios, también vino a mostrarnos que nosotros somos hijos de Dios y que somos parte de la realeza de su reino y como tal, debemos irradiar el amor de Dios al mundo y servir, servir siempre… sin excusas… sólo servir.

Oración Final

Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y lo dio a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

Mateo 26:26

Video Adicional:

Padrenuestro que estás en los cielos …

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. . Amén

Evangelio

Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, el propósito de entregarlo, Jesús se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. 

Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. 

Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo:  «¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?». Jesús le respondió: «No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás».  «No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!». Jesús le respondió: «Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte». «Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!». 

Jesús le dijo: «El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos».

Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. 

Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes. 

– Juan 13,1-15

Miremos el siguiente video:

https://youtu.be/sbvM6u7mQsM

Compromiso

• PARTICIPA en la Visita a los 7 templos con tu familia, no olvides en cada templo hacer oración y hablar con Dios, El está alli escuchandote. Aprovecha esas visitas para hablar con Dios de todo lo que quieras. Pide su ayuda y su amor.
• ASISTE A LA MISA de lavatorio de pies.

Video Adicional para ver en familia:

Padrenuestro que estás en el cielo…

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén