Señor Jesús, hemos caminado durante los últimos cuarenta días el desierto que tú mismo pasaste. Recordando las necesidades humanas que experimentaste y las tentaciones que viviste, recordando que tú Dios nuestro quisiste venir en forma humana y vivir lo que cada uno de nosotros experimentamos a lo largo de la vida.

 Gracias por habernos mostrado que quien se hace pequeño, tú Señor lo engrandeces. Gracias por mostrarnos que por más fuertes que sean las tentaciones de tu mano, todas las venceremos. Gracias por mostrarnos que aunque pasemos por desiertos y situaciones difíciles todo es parte del perfecto plan que tienes para nosotros. 

 Ahora en esta semana santa caminaremos contigo hacia la cruz y finalmente celebraremos la más grande muestra de tu Gloria, tu resurrección.

Ayúdanos a celebrar tu ingreso al Jerusalén que tenemos en nuestros corazones, a sufrir contigo cada momento desde que te detuvieron, te condenaron y te coronaron de espinas.

Déjanos acompañarte mientras cargas la cruz hacía el calvario, llorar y vivir contigo el gran sacrificio que hiciste por amor a nosotros.

Permítenos caminar cada paso que diste y acompañar tu dolor y el dolor de María tu madre y de las mujeres y hombres que estuvieron contigo.

Danos fortaleza para que al acompañarte, crucifiquemos el pecado que aún sigue en nuestra vidas y que fue el responsable de que tuvieras que morir por nosotros.

Permite que nuestro espíritu te de la Gloria porque sólo tú venciste a la muerte. Ábrenos los ojos para entender el sacrificio que hiciste por nosotros y el anhelo que tienes por nuestra liberación y salvación, porque gracias a este, la muerte no tiene poder sobre nosotros, solo tú Señor lo tienes, porque creemos y confiamos en ti. Porque quien confía en ti no muere para siempre.

Amen.